capítulo 18

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A la mañana siguiente abro los ojos y me doy cuenta de que es él quien está a mi lado.
Una sensación que no puedo describir se instaura en mi pecho, pero se que es buena, es por que creo estar en el sitio correcto.

Entonces su brazo me estrecha por la cintura y me pega hacía el, y comienzo a sentir que el fuego recorre mi cuerpo y mis mejillas.

-hola-susurra con aquella voz adormilada y grave muy cerca de mi oído.

Hace que los pelos se me pongan de punta y que mis cinco sentidos solo puedan atenderle a él.

-hola-respondo y dejo un dulce beso en su mejilla.

-¿que quieres desayunar?-le preguntó sabiendo que después del día de ayer tiene descanso.

-te quiero a ti-y me muerde el hombro de manera juguetona.

Mi barriga se llena de sensaciones, y el color no tarda en subir a mis mejillas de nuevo, esta faceta juguetona de Pablo es sin duda mi favorita. Suelto una risilla nerviosa la cual se le contagia, y se acurruca en mi cuello, respirando justo debajo de mi oreja.

-en serio- le digo algo más seria ahora.

-estaba hablando, en serio, siempre lo hago- Y pone aquella media sonrisa que tengo grabada en la cabeza desde el día en que me la regaló por primera vez.

Entonces Pablo parece cansarse de esperar el desayuno y se sube encima mía, quedando justo en medio de mis piernas que estaban dobladas en forma de V, levanta la parte baja de mi camiseta, y así de simple se mete debajo de ella. No se cuando hemos tomado esta confianza, pero creo que me gusta. Se acurruca en mi pecho y lo besa, y lame, y cada vez que lo hace es como si ardiera, realmente ¿acaba de levantarse y ya tiene ganas?.

Entonces dirige su cabeza hacia arriba intentando sacar la cabeza por el hueco del cuello de la camiseta.

-para, vas a romper el cuello- le advierto.

pero solo escucho en respuesta una risa grave, esa que hace cuando está encendido y le importa poco el resto. Consigue sacar la cabeza y doy gracias a que es una camiseta sin mangas y con un cuello algo grande, por que si no está camiseta habría quedado inutilizable.

-dame un beso de buenos días anda, maleducada- rechista y ordena.

-de maleducada nada que te lo he dado antes- le discuto.

-dame uno de verdad- y sin más se lanza a mi boca, sus labios en los míos se sienten cálidos, como si dos piedad de puzzle encajaran por fin, y de nuevo comienza esa sensación de fuego en mi interior, esa que pasa cada vez que el me roza.

Pasamos la mañana entre sábanas, enredados, hablando de todo y de nada a la vez. Después me propongo ponerme en pie para que empecemos el día, camino al baño para darme una ducha ya que ayer entre tantas cosas no me duché.

Tras la ducha me dirijo a la cocina y le veo, con el pelo revuelto que le hace ver realmente sexy, esos hombros grandes y ese abdomen marcado, cuando vuelvo a mirar a su cara veo que está observando gustosamente como miro y babeo con el, y espero a que haga algún comentario como siempre hace al respecto, pero simplemente sonríe genuinamente y niega con la cabeza, se da la vuelta y continúa lo que estaba haciendo.

Me acerco a él desde detrás y le rodeo la cintura con los brazos, entonces siento como se tensa con mi toque, siento como los músculos de su espalda se estiran y contraen.

-¿que haces?-pregunto.

-la verdad, podría haber intentado ser un tío de película que hace tortitas y zumo de naranja, pero esto no es una peli, te estaba haciendo un colacao- responde y se ríe, y aquella pequeña risa provoca la mía.

-es perfecto, gracias- y dejo un beso en su espalda, a la altura a la que llego.

entonces veo como toda su piel se pone de puntos, le he puesto tan nervioso que su piel por un momento se ha encrespado, vuelvo a dejar otro esperando que haga lo mismo, y otro, y otro, y como no reacciona le muerdo delicadamente, entonces se da la vuelta y veo que sus ojos son negros, llenos de apetito, y me mira depredadoramente, y yo no puedo para de pensar en lo sexy que es.

-no creo que sepas lo que haces- me dice.

-no, no lo sé- y pongo expresión inocente, aunque se perfectamente lo que había hecho.

se ríe gravemente, y simplemente deja un beso en mi frente y me abraza.

-te quiero- me dice de manera genuina.

-yo también te quiero- le respondo y me planteo si no es un sueño lo que estoy viviendo.

Entonces mi teléfono vibra, Pablo lo agarra para pasármelo, y leo la pantalla "Sé que quizás es tarde, y que estás con alguien más pero estoy dispuesto a luchar por ti de nuevo, te echo de menos Lola" mi cuerpo se tensa por completo de pronto, borré su número cuando rompimos pero se perfectamente de quien es el mensaje, Marco, Pablo ve mi cara y pronto pregunta por el contenido del mensaje.

Me quedo en blanco, no se que debería decirle, decido contárselo por que se que el está en Madrid y desde allí no puede hacer nada.

-mi ex- simplemente digo.

Veo que la cara de Pablo pasa de confusión a ira y entonces pregunta.

-¿te hablas con otro?-me pregunta con el ceño fruncido, y entonces intuyo celos.

-no, obviamente no- le digo y le giro el móvil para que el mismo lea el mensaje.

-que se deje de luchar, aquí no hay ninguna lucha que hacer, soy el ganador, yo gano, ¿verdad?- y por el tono que está usando, por mucho que quiera esconderlo, por primera vez más que celos noto inseguridad, él, Pablo, inseguro, y me parece increíble.

Agarro su cara entre mis manos, y plantó un beso en su frente.

-a ti no hay quien te gane en nada, pero eso ya lo sabes tú solito- le contesto, y veo que la cara se le ilumina.

Entonces me besa, de manera cálida y su aroma me inunda, huele fresco, a agua salada y limón con hierbabuena, y disfruto de su beso como hago con todos los que me brinda. Y me olvido de lo demás esperando no tener que preocuparme por ello más tarde.

BEHIND (Pablo Gavi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora