capítulo 19

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los próximos días fueron algo duros en el trabajo, Javi se puso malo lo que significó que tuve que hacer el trabajo de dos personas, y para estos días en equipo de marketing tenían pensadas varios retos para grabar con los chicos del equipo y subir a las redes.

Llegué a casa tarde, alrededor de las 11 de la noche, estos días no había tenido casi tiempo para estar con pablo, así que está mañana le do las llaves de casa y le dije que se viniera a dormir esta noche.

Estaba entrando en el ascensor, cuando mi móvil vibró de nuevo, y otra vez era Marco, el chico no se cansaba, Pablo me había dicho que le bloqueara pero yo pienso que se cansará en algún momento, los mensajes no eran nada más que cosas como, "te echo de menos" "he visto esto y me ha recordado a nosotros" "no sé que haces con el" y de ese estilo.

Conocí a Marco a los 15, el tenia 17 y se mudó a Madrid desde Italia, íbamos al mismo instituto, uno de pijos privados que era una mierda, y por el que mi madre se mataba para poder pagar la matrícula. Conocí a Marco en la biblioteca, por ese entonces yo no estaba pasando un buen momento en mi vida, estaba bastante sola, y me pasaba los tiempos libres en aquella biblioteca leyendo algún libro. Enamorarse de él fue fácil, muy fácil, yo no había tenido casi contacto con el género masculino, y de pronto un chico mayor, alto, guapo, y musculado quería estar conmigo en la biblioteca. Pasábamos los recreos juntos y terminamos siendo novios.

Y entonces cuando llevábamos unos meses de relación comencé a conocer al Marco de verdad, al niñito de papá que era en verdad, su padre es el jefe de una de las sedes más importantes de nike aquí en España, por lo que Marco tenía siempre todo lo que quería.

Era un niño maleducado y clasista, pero para esos momentos yo ya estaba completamente enamorada de él y no sabía como salir de ahí. Teníamos muchísimas peleas, y lo dejamos en varias ocasiones, pero siempre terminábamos volviendo por que éramos realmente tóxicos. Recuerdo cual fue la más fuerte, le invité a mi 17 cumpleaños y no apareció, me dejo plantada delante de toda mi familia, el no paraba de romper mi corazón una y otra vez. Con el tiempo se volvió algo agresivo en las peleas y a mi a veces me daba incluso miedo. entré al curso de fotografía y comencé a hacer amigos, mi vida dio un giro de 180° y entonces quise dejarle de una vez por todas.

El me suplico, juró que cambiaría y yo como una estupida le creí, fue entonces un día en su casa cuando me enteré de que llevaba siéndome infiel casi un año, estábamos a punto de salir a cenar, me dejo su móvil durante el trayecto de coche para que le guiara hacia el restaurante y entonces llegó aquel mensaje "entonces cuando dejes a la niñita, ¿vas a venir? tengo ganas de ti" recuerdo que mi corazón se rompió, le pedí que me llevara a casa y esa noche no dije nada.

A la mañana siguiente quedé con el y le dije que sabía todo y que ya no aguantaba más, el intento hacerme creer que estaba loca, y cuando vio que yo no cambiaría de idea, levantó su mano y me cruzó la cara.

Me pasé todo el verano y unos cuantos meses más yendo al psicólogo, intentando arreglar todas las heridas, y fue entonces cuando aquella oferta de trabajo me llegó, junto a Javi y Lara, y sabía que era mi momento de por fin salir del bucle.

Tras recordar toda aquella mierda, salí del ascensor, y le bloqueé, no quería que el siguiera en mi vida. Llamé al timbre de casa y me abrió él la puerta, sonriente y encantador, como siempre.
Llevaba puesto una cinta mía rosa con orejas en la cabeza y no pude evitar lanzarle una sonrisa boba.

-¿y eso? - entré dentro, mientras que el me quitaba el bolso del brazo, como el niño gentil que es.

-estaba cocinándote y el pelo no se me paraba de meter en los ojos, es lo primero que he encontrado- se quitó aquella cinta.

Me acerqué a él y le abracé por la cintura, peiné un poco su pelo, y le besé tiernamente.

-eres el mejor -afirmé, y de verdad lo creía, llevaba una semana de locos y él se había encargado de hacerme la cena y llevaba siendo muy cuidadoso conmigo toda la semana.

-se que has pasado una semana dura, solo quiero que mi chica pueda descansar un poco cuando debe- pone un par de mechones detrás de mis orejas.
-¿por que no vas a ponerte el pijama mientras que yo termino esto? -y no se si es por el cansancio, o por la suerte que he tenido con este chico, se me saltan las lagrimas y empiezo a llorar.

- ¿que pasa preciosa? -dice Pablo y noto como comienza a ponerse nervioso.

-creo que es el cansancio, pero es que tengo mucha suerte contigo- le digo y su mirada brilla.

Entonces me besa, de manera delicada como si pudiera romperme en cualquier momento.

Me limpia las lágrimas de los ojos y tras decirme un "anda" y darme un beso seguido de una palmadita en el culo subo a cambiarme.

Al bajar veo que la mesa ya está lista, ha cocinado una pizza, pero se que es suya por que solo lleva cosas sanas que el puede comer en su dieta. Me sale la sonrisa sola, este chico probablemente haya tenido que ir a hacer la compra, cocinar durante una hora y esperarme solo por que creé que llevo una semana de mierda. Y no voy a ser yo quien se lo discuta.

-no sabía cual era tu comida favorita pero la pizza nos gusta a todos -una sonrisa dulce se le dibuja en la cara.

- mi comida favorita es la pasta carbonara, ¿y la tuya?- digo mientras me siento a su lado.

-tú-hace una pausa y se queda pensando- bueno el sushi y las hamburguesas también me gustan mucho, pero más tú -hace que mis mejillas se sonrojen.

Y pasamos una cena maravillosa, no puedo pedir más, mi chico favorito, una cena que para ser de futbolista que no puede comer nada, está muy buena, y tenemos la mañana de mañana libre, o sea que podré dormir cuanto quiera.

Tras la cena recogemos juntos la mesa y nos lavamos los dientes. Por último me acurruco en su pecho y me quedo dormida en el menos tiempo posible.
¿como no hacerlo? teniendo a la suerte durmiendo a mi lado.

BEHIND (Pablo Gavi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora