Capítulo Seis

35 4 0
                                    

Conduje mi coche, con Julieta en el asiento del acompañante lo bastante borracha, al estacionamiento de Nuevo Punto. La música se escuchaba desde afuera. Nos dirigimos a la puerta, yo tratando de que mi amiga no cayera al suelo.

El hombretón de vigilancia que siempre estaba allí nos dejó pasar con una sonrisa. De inmediato estuvimos rodeadas por la danza de las luces de láser de colores  y la gente alrededor disfrutando "We found love" de Rihanna. Los demás nos encontraron enseguida y nos fundimos con las personas que bailaban en la pista. 

Nicolás me tomó por la cintura y decidí dejarlo, después de todo sólo estábamos bailando. Nos tomamos de las manos y dimos algunas vueltas al ritmo de la música. Mis amigas ya habían conseguido sus parejas y otros de los chicos se habían ido a sentar a la barra.

Comenzó a sonar "Please Me" de Poncho y él me aproximó más a su cuerpo. La canción no era lenta pero sí daba lugar a un poco más de acercamiento. Estuvimos así durante un par de temas más y luego se excusó para ir a la barra. Yo me quedé saltando con Julieta, Eliana y su novio, hasta que el alcohol que había consumido terminó de descender y tuve que correr al baño. Estaba sudada y desaliñada por eso me tomé mi tiempo en acomodarme frente al espejo, por suerte las ondas en mi pelo seguían intactas y el delineador en su lugar. Puse más labial rojo en mis labios y decidí que dejaría mi chaqueta negra en el coche.

Cuando volví a entrar al boliche desde el estacionamiento me sentía mucho mejor, mis sentidos más centrados por haber salido al aire libre. Ahora que ya no tenía mi chaqueta podía estar más cómoda para bailar, y podía lucir mejor mi vestido dorado con tirantes.

Di un paso para encaminarme hacia la pista de nuevo cuando lo vi. A Gio. Al demonio. Me quedé clavada en mi lugar vislumbrándolo, estaba apoyado en la pared, con las manos en los bolsillos de sus vaqueros desgastados. Tenía puesta una remera negra de escote en v, y se veía excesivamente caliente, hasta un extremo increíble. Pestañeé para asegurarme de que era él de verdad y no lo estaba imaginando. Sí, era él y me estaba comiendo con la mirada. La adrenalina llegó a mí en olas gigantes, no podía creer que él estuviese ahí. Me alegré enormemente de verlo y me colmé de un agobiante éxtasis. Di unos pasos en su dirección y un brazo me rodeó la cintura, Nicolás me volteó hacia otro lado. Me miró con una sonrisa enorme y me tendió una copa.

—Estaba buscándote—me dijo.

Yo giré la cabeza para ver a Gio, ya no estaba. Tuve que hacer un esfuerzo enorme para no salir a buscarlo. Insulté con mis pupilas a Nicolás, exasperada y ni siquiera pareció notarlo. Miré la copa que me había dado, era champán y tomé unos tragos largos para refrescarme. Caminé con él escoltándome, registrando en todas direcciones por si veía a Gio.

Nada.

Comencé a desesperar. Quería hablar con él, tenerlo cerca. Nicolás me tomaba de la cintura de vez en cuando y me acercaba a él. Yo sabía lo que estaba buscando, y lo que haría si yo no le paraba el carro, pero estaba demasiado ocupada rastreando a otro chico en esos momentos. Terminé mi vaso y lo dejé en la punta de la barra.

Giré y fue en ese momento donde sentí el primer mareo, trastabillé y él me sostuvo con fuerza.

— ¿Estás bien?—me preguntó, su rostro preocupado.

Asentí al enderezarme y respiré con fuerza. Debía dejar de tomar, ya era suficiente por esa noche. Me arrastró hacia la pista y seguimos bailando, yo no podía parar de mirar para todos lados. ¿Dónde se había metido? Nicolás puso sus manos en mis caderas y me pegó a él, acercó su boca a mi mandíbula. Comencé a alejarme pero otro mareo me sobrevino.

—Dame aire—le dije y él se alejó un poco, aunque nunca soltó su agarre.

Todo empezó a rodar alrededor de mí y no había nada que lo hiciera parar. Miré al chico que tenía en frente y su cara seria se volvió confusa. Pestañé varias veces y me restregué los ojos con mis manos, nada cambió, todo seguía siendo borroso. Di un paso para alejarme y me balanceé para los costados, Nicolás me tomó desde atrás y me arrastró hacia la salida. 

La RéplicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora