Capítulo treinta y dos

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Todo en Carmela era suave: su voz, su forma de moverse, su mirada. A lo largo de todo el camino recorrido en estos meses era una de las pocas personas que habían demostrado cierto grado de culpabilidad, preocupación y tristeza por mí. Sí, lo sé, ella estaba dispuesta a sacrificarme sólo para su bienestar, pero apenas podía sentir odio. No lograba reunir todos mis malos sentimientos y lanzarlos contra ella. No tenía la misma necesidad de derribarla como me pasaba con Rodrigo cada vez que lo tenía frente a frente. Estaba convencida de que había gente aún más culpable que Carmela, ella sólo había permanecido todos estos años escondida, sufriendo y deseando volver a tener su vida de antes.

—Conozco una mejor salida hacia la terraza—nos aseguró torpemente.

Le eche un vistazo a Flor, sabiendo que su expresión sólo podía significar desconfianza. Busqué hacer contacto visual y le asentí con sigilo, dándole a entender que yo confiaba en Carmela. Flor me miró como si estuviera loca.

Carmela se dio la vuelta y nos instó a seguirla.

—Si nos estás llevando a una trampa, no dudes de que al final de todo esto vas a estar muerta—le advirtió con dureza mi amiga.

La mujer la miró y sacudió la cabeza con nerviosismo acumulado. Podía notar cómo temblaba todo su pequeño, casi desnutrido, cuerpo. Sus hombros huesudos se balanceaban a medida que sus pasos la dirigían a través del final del pasillo. La bata blanca le quedaba enorme. Me pregunté por qué llevaba siempre aquella vestimenta, ¿será que todavía le dolían las heridas?

Estuvimos frente a unas escaleras colgantes de hierro un poco desvencijadas, que llevaban a una salida estilo sótano. Supuse que estábamos justo debajo de la terraza. Justo a unos pocos escalones de Lucas. Pensar en aquello me hizo adelantarme y tomar la delantera con enérgico convencimiento, empecé a subir haciendo caso omiso del chirriante sonido que parecía comunicarnos que toda esa mierda podía estar a punto de ceder.

—En la otra escalera sería más fácil descubrirlas, está muy cercana a la cocina—explicó Carmela justo debajo de mis pies.

Flor subía última en la fila, leyendo cada uno de los débiles movimientos que la mujer hacía. Parecía una tigresa a punto de atacar, a la espera de algún leve y único paso en falso. Era más posible que las cosas que me había dicho horas antes hubieran ablandado mis sentimientos y por eso mi instinto era bueno respecto a todo esto. Y también el hecho de que nos hubiese encarado sola en la oscuridad, aun sabiendo que teníamos armas encima, me alentaba a creer en ella. No había forma de que nos estuviera engañando. ¿O sí?

Llegué a la cima en un anhelante latido y un suspiro brusco. Carmela me tendió una llave para abrir el candado y después empujé la pesada y cuadrada abertura de chapa gastada hacia arriba, que de un chirrido se abrió por completo, golpeando con fuerza en el suelo de la terraza. Me deslicé hacia afuera de un salto que le envió un tirón a mis piernas. Dejé atrás a mis compañeras. Mis ojos viajaron por toda la superficie visible y en la oscuridad de la noche pude ver una única silueta de pie casi en el borde de la cornisa.

El aire se atascó en alguna parte del camino hacia mis pulmones al reconocerlo. A medida que ponía mis pies en movimiento vislumbré el brillo cegador en sus diabólicos y hermosos ojos grises como nubes de tormenta avisando su proximidad por medio de rayos constantes. La luna iluminó su rostro para mí, sólo para mí, y casi me derrumbo en el suelo entre el alivio y el desahogo antes de aproximarme más a él.

Lucas acortó la distancia en un solo y fluido movimiento y me envolvió en sus brazos con demasiada fuerza, enterró su nariz en mi pelo mientras sostenía mi nuca con vigor y escuché sus inhalaciones desesperadas. Parecía estar consumiendo energía de mí, como si le hubiese estado faltando combustible todos estos días estando separados. Sollocé en su cuello, aferrándome, enterrando mis dedos en su piel con arrebato, de alguna forma él me daba todo lo que yo necesitaba. A su lado no parecía requerir nada más que su calor.

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