Mi corazón se fragmentó en mi pecho multiplicando mis latidos, el temor me corroía. Una sensación de ahogamiento se asentó encima de mis costillas, apresando mis pulmones, pero me negué a seguir llorando en pánico sin hacer nada. Tenía que llevarlo a una sala de emergencias, necesitaba conseguir ayuda. Inmediatamente. Podía percibir cómo se iba apagando junto a mí, cómo en cada minuto que pasaba estaba más y más lejos de aquí.
Bajé la velocidad y di media vuelta derrapando las ruedas traseras de la camioneta en el asfalto, volviendo a la ciudad. No podía ir más lejos, era nuestra única opción. Los caminos húmedos en mis mejillas se fueron secando al mismo tiempo que los grumos en mis pestañas, en concentración. Me propuse llegar lo antes posible a la ciudad.
Mientras me aproximaba divisé el coche negro a un lado, las cuatro ruedas en dirección hacia la ruta. Me convencí de que no me convenía inspeccionar la zona en busca de los hombres cuando pasara por el lugar, enfoqué mis ojos en la carretera fijamente. Y fue entonces cuando alcancé a ver a uno de ellos, completamente de negro, de pie en medio del camino apuntándome con una pistola. De inmediato mi pie aflojó el acelerador, mi agarre sobre el volante titubeando.
No, no debía permitir que me frenara.
Cerré un segundo los ojos y me llené de convicción, a continuación apreté a fondo la punta de mi zapatilla en el pedal y la camioneta casi voló, silbando sobre sus ruedas. Comprimí mis dientes y clavé mi fehaciente mirada en el hijo de puta.
Los primeros disparos chocaron en el paragolpes explotando chispas contra la chapa, uno de los siguientes astilló y agujereó el vidrio, la bala zumbó en mi oído derecho haciéndome saltar sobre mi asiento por lo increíblemente cerca que había estado de mi cabeza.
Eso no me amedrentó, llevé la camioneta más al límite de su poder, el pedal ya no podía ir más contra el fondo. Me puse furiosa. En lo único que pensaba era en arroyarlo como la maldita mierda que era y convertirlo en puré.
Al estar lo suficientemente cerca las luces altas iluminaron su rostro amoratado y sangrante, levantó una mano para cubrirse de la claridad y justo en ese momento vi el pánico en sus facciones, el entendimiento de que no me detendría. Lo atropellaría sin dudar.
Esperé el golpe, el ruido seco del cuerpo apestoso contra la dureza del vehículo. La violenta elevación que me aseguraría que lo había hecho trizas. Pero nada de ello vino, sólo seguí mi camino sin ninguna clase de intervención. Busqué a través de los espejos y lo vi allí, a un lado de la carretera estirado sobre la hierba, inmóvil. Había saltado en el momento justo y se había salvado.
Me sorprendí al notar que una gran parte de mí se desilusionaba, sintiéndose insatisfecha, deseaba haber podido pasar por encima de él.
Enseguida me tranquilicé, alejando mis pensamientos de venganza, y trasladé mi atención hacia Lucas completamente inconsciente en el otro asiento.
—Lucas—le susurré—. Lucas... Mi Lucas...
Dejé escapar un sollozo seco a través de mi garganta.
—Aguanta—murmuré buscando su mano sin dejar de conducir—. No me dejes... te necesito...
Apreté entre mis dedos los suyos fríos e flojos, esperando innecesaria e ingenuamente por un apretón en respuesta. En ese momento lo supe, no podía llevarnos a un hospital, sería como meterse justo donde el lobo nos quería para su facilidad. Llamaríamos la atención, ellos se enterarían que Lucas estaba herido e indefenso. Vendrían a por nosotros, lo matarían...
Negué con la cabeza y enterré las horribles reflexiones.
Acabé en adentrarme en la ciudad y me desvié del camino que nos llevaría al hospital principal. No lo conduciría hacia allí, existía otro lugar. Todavía me quedaba alguien, aún conservaba a otra persona en quien confiar. Circulé las calles, saltándome los semáforos y cualquier otro tipo de señas que me demoraran. Directo a mi antiguo barrio, a unas pocas cuadras de la casa donde había vivido gran parte de mi vida.
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La Réplica
Romance"Todo empezó cuando lo miré directo a los ojos aquella primera vez..." Podría decir que sólo era una simple chica. Una simple chica rica. Una simple chica pobre… No conocía lo que significaba tener una madre que peinara mi cabello antes de ir a la...