Epílogo

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"Este dolor no se trata de una persona muerta, se trata de una persona viva que perdió a alguien que amaba."

Hace tres días que ocurrió la tragedia. No. Tragedia no. Asesinato.

Nada había sido igual desde entonces. Las cosas estaba peor que nunca, los chicos estaban violentos, las chicas lloraban a cada rato. El hotel se había convertido en un antro de llantos, violencia, gritos, y sobre todo, dolor.

No sabían que hacer con ese dolor, no lo soportaban. Habían perdido a una amiga, una hermana, una madre, una esposa. Habían perdido a sus hijos, habían perdido a Valentín. Lo habían perdido todo.

Aquel día, luego de que se enteraran de que Luz había muerto y que no había nada que podían hacer para evitarlo, Franco y Noah habían vuelto golpeados y débiles, y les habían contado que también se habían llevado a Valentín.

Una parte de todos ellos sentía un mínimo de alivio al saber que Valentín estaba con los niños, sabían que él haría todo lo posible por protegerlos. Pero Valentín también era un niño, para Mary y Taylor lo era, a pesar de sus dieciseis años, para ellos lo era. Y no soportaban el dolor de saber que estaba en peligro.

Lloraron, gritaron, se dejaron caer. Se dejaron vencer por el miedo, y por la tristeza. Por un momento, volvieron a aislarse.

Pero no duró mucho, porque sabían que solos no podían hacer nada. Juntos, era la respuesta.

Y ahí estaban, enterrando a Luz en un hermoso campo, intentando parecer fuertes, dándole el último adiós que se merecía. O al menos, un hasta pronto.

Y es que no sólo era Luz a quien habían perdido, no era sólo una persona. Ella era quien se despertaba antes que todos en las mañanas, quien siempre estaba con una sonrisa a pesar de los malos momentos, quien los hacía reír. Era alegría, impulsividad, todo en una palabra. Era luz, era quien iluminaba los malos momentos con sus locuras. Era quien había ayudado a Azul, y que sin saberlo, también había ayudado a Matías.

Noah se arrodilló a un lado de Matías y apoyó una mano en su hombro. Frente a ellos estaba una capa de tierra rodeada de piedras y flores que cubrían el cuerpo de Luz.

Ya era hora de irse, pero Matías parecía querer quedarse allí para siempre.

Noah miró hacia abajo, sin saber bien que decirle a su amigo. Sabía que él era el que más sufría con esto, Luz había muerto el día de su casamiento, en los brazos de Matías. Si a él le hubiera pasado lo mismo con Venecia, ahora mismo estaría buscando la forma de ir con ella.

Quizo llorar, pero no lo hizo. Por su amigo tenía que ser fuerte. Además, ahora tenían otra misión que cumplir: rescatar a los niños y a Valentín.

-Vamos Matt, hay que volver a casa...

Matías asintió, pero antes de seguirlo sacó un brazalete que hace unos minutos había encontrado en la mano de Luz, antes de enterrarla. Lo dio vuelta y leyó la última de las revelaciones de Devi que faltaba por aparecer:

"No hay luz, sin oscuridad"

Una lágrima resbaló por su mejilla, hasta caer en la tierra que cubría a su difunta esposa. Se paró, respiró hondo, dio una última mirada a la tumba, y luego dio media vuelta para seguir a su mejor amigo, quien pasó un brazo por sus hombros, dándole apoyo.

Juntos caminaron hacia donde los demás los esperaban. Aunque Matías no pudo demostrarlo físicamente, por dentro sintió un gran amor por esas personas que estaban ahí, apoyándolo, sufriendo con él. No sabía si estarían siempre, pero estaban ahora. Y eso era lo que importaba.

Todos sabían que el futuro era incierto, que era tan oscuro que no podía verse el final de todo aquello, que quizás nunca volverían a verse. No sabían que ocurriría al día siguiente, ni pasado, ni dentro de un año. De lo único que estarían seguros toda la vida e incluso en los momentos mas horribles de sus vidas, era del gran amor que se tenían ahora. Un amor indestructible, un amor infinito, que superaría las barreras del tiempo y tal vez, de la vida y la muerte.

¿Fin?

Aliados 3 Temporada [Completado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora