SE ACABO

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El día de San Valentín me divertí bastante. Supuse que Liam igual, porque poco a poco se fue soltando más. Lo que más me preocupa es aburrir a Liam. Yo siempre he sido una persona hogareña. No niego que me gusta salir y conocer lugares nuevos, pero igual me gusta bastante estar en casa. Muy en fondo pienso que pronto Liam se va a aburrir de mí, ya que pienso que a él le gusta salir más a diferentes partes y muy elitistas. Después de pasar ese increíble día, volví a casa tres días después, con el culo bien abierto. Liam se puso muy salvaje. Me follo como nunca, y en cada momento mirándome a mí, el reloj que me regaló, la cadena con la L y el anillo. Me daba la impresión de que cada vez que veía esos accesorios se excitaba más, porque empezaba a follarme más duro. Volver a casa fue ver a mamá, quien estaba muy feliz, pero muy feliz.

—¡Cariño! —se lanzó a abrazarme—. ¿Cómo has estado? —preguntó dándome besos en todo el rostro.

—Mamá —hablé risueño. Traté de alejarme y pude por fin respirar cuando dejó de besarme—. He estado muy bien, ¿y tú?

Su sonrisa creció aún más.

—Zayn, tu papá se portó tan bien —chillo—. Cenamos los dos, él preparó algo muy romántico. ¿Puedes creer que lleno la habitación de globos rojos? Y luego se volvió todo un salvaje en la cama, no me sorprendería tener hasta octillizos —dijo lo último riendo.

Yo estaba escuchando muy emocionado y feliz hasta que mencionó lo último. Mi sonrisa cayó de una. No entendía por qué mamá era así.

—¡Mamá! No necesito tanto detalle —exclamé algo enojado. Ya era como la tercera vez que hacía lo mismo—. No me puedes decir eso.

—Pero si el sexo no es nada del otro mundo, cariño. Estoy segura de que tú follas bastante con Liam —asintió muy segura de su respuesta.

Negué, pero aun así se me salió una carcajada. Mamá le había dado justo en el centro. Diría incluso que hemos follado más que una pareja que llevan tres años.

—¿Cuándo debes volver con Liam? —cambié el tema de conversación.

—En dos días.

—Uh... Liam dijo que le gustaba mucho tu trabajo. ¿Alguna vez pensaste en decorar interiores? —pregunté intrigado.

Mamá se sonrojó un poco. Bajo la vista tímida y asintió.

—Cuando era joven, sí. Veía revistas de casa y sus interiores. Siempre quise poder decorar tan hermoso como en esas revistas. Soló fue un estúpido sueño —suspiró.

—¿Estúpido? —cuestioné.

—No importa. Lo que importa es que a Liam le gusta.

Asentí. Luego de eso el trabajo de Liam era bastante, ya que se había juntado mucho trabajo. Lo veía poco. Recuerdo que esa semana tenía el pelo más largo y una extensa barba más oscura en su rostro. Lo recuerdo muy furioso diciendo que su asistente olvidó llamar al salón de belleza que siempre iba para agendar una cita, y ahora debía esperar un tiempo para volver. No me niego que disfrute esa barba un poco. Cada día tenía la barba más larga, y se me hacía excitante tomarle de las mejillas a la hora de besarlo. O el hecho de que me comiera el culo con esa barba, la sensación era sin duda increíble. Al final de cada sexo su barba terminaba toda húmeda por la saliva de ambos. Y me encantaba restregarme en esa barba o que Liam lo hiciera en mi pecho. Bueno, fue más bien algo mío, ya que, en medio de montarlo algunas veces, tomaba su cabeza y la empujaba a mi pecho y la restregaba bastante, su barba sin duda era increíble y la disfruté. Semanas después se la cortó. Como el tiempo que teníamos era poco y pase bastante tiempo solo, realice la postulación a la beca de residencia universitaria. Algo que increíblemente gane, no me llego enseguida la confirmación, pero me llegó una semana antes de entrar a clases. Estaba bastante tenso. Tendría un compañero de habitación, eso era obvio. Y estaba más que seguro que la universidad no era nada comparado a la secundaria. Ni nada de eso. Fue la semana antes de clases donde iniciaron los problemas.

GRINDR |ZIAM|ⓁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora