GRINDR |ZIAM|Ⓛ

ROTOS: II

Los días pasaron rápidos. El sábado y el domingo se pasó tan rápido que sentí que ni los pude vivir bien. La semana fue igual.

El lunes empecé a hacer ejercicios con Liam. Nos levantamos tempranos y me llevó al gimnasio más elitista que iba él. Donde claramente puede entrar gente con mucho dinero, o sea, Liam.

Fue algo difícil. Como es gente elitista que está pendiente a las noticias, ya sabían sobre Liam. Sentí muchas miradas, demasiadas miradas sobre mí y Liam. Algunas malas miradas y otras solamente con una sonrisa y un pulgar arriba.

Liam se mantenía al margen, serio en cada momento haciendo sus ejercicios mientras yo trataba de mantener la distancia entre él, ya que no quería meterlo en problemas.

Seguimos esa rutina toda la semana. Cada día, miradas tras mirada y no fue hasta el miércoles donde se nos acercó un hombre, bastante alto y musculoso.

—Tú eres el empresario, ¿no? —preguntó.

Liam asintió mientras seguía haciendo ejercicios.

—¿Eres el que se folla a un adolescente? Que asco de pedófilo —escupió de mala manera.

Liam se detuvo en seco y tuve que intervenir.

—Hey... Tranquilo, amigo —le hablé al desconocido tratando de ser amable.

—¿Tú qué?, ¿Eres el pequeño niño que se folla? Me dan asco —soltó con odio.

Liam se lanzó sobre el desconocido a golpearlo sin para. Golpe tras golpe. Me acerque lo más rápido y tome a Liam por detrás, traté con mucha fuerza de separarlo, me costó muchísimo, pero pude hacerlo.

—¡Liam! Tú no eres esto, Liam —hablé una vez pude separar a Liam del desconocido que se mantuvo en el suelo con la boca sangrando.

Fue ese día donde tuvo problemas. Claramente, también tuvo problemas con el gimnasio, pero nada que una buena cantidad de dinero solucionará todo, haciendo olvidar todo aquel incidente y expulsando al desconocido del gimnasio.

Para el viernes en la tarde, cuando fui a casa, Liam ya se encontraba ahí, algo que me pareció bastante raro, ya que solía llegar más tarde.

—¿Todo bien? —pregunté.

Estaba sentando en la cama con la laptop en las piernas. Asintió a mi pregunta y siguió mirando la pantalla. Lo encontré bastante raro, pero no le di muchas vueltas al asunto.

—¿Cómo estuvo el trabajo?

—Bien.

—No hemos tenido tanto tiempo para hablar esta semana —nos veíamos en las mañanas para ir al gimnasio, pero eso no nos daba el tiempo suficiente para hablar, ya que la pasábamos haciendo ejercicios—. ¿Cómo te ha ido con la doctora?

—Bien.

—Liam —regañé—. ¿Qué sucede?

—Es... es ella... insiste en hablar sobre el pasado, Zayn.

—¿Recuerdas que te habló de que hablar de los sentimientos es bueno? —asintió—. Me dijiste que tenía razón, ¿no? —volvió a asentir—. Podría pasar lo mismo, Liam. Tal vez sería bueno hablar del pasado, ¿no crees?

Se me quedó mirando en completo silencio. Como si estuviera analizando lo que acabo de decir y luego de unos segundos asintió lento. Asentí conforme y me acerqué. Me desvestí hasta quedar en bóxer y me metí a la cama junto a él.

—Estoy bastante cansado —gemí—. ¿No te molesta si duermo un poco?

Negó con la cabeza por lo que me quede dormido a su lado. Como estaba ocupado en su laptop le di un beso rápido de buenas noches, me deje caer a su lado y afirme mi cabeza en él. Escuché como se detuvo de teclear cuando me afirmé en él para dormir y luego de unos segundos volvió a teclear. Me quedé placenteramente dormido.