GESTOS: GRANDES SIGNIFICADOS

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—La doctora dice que tengo problemas con el control, pero eso no es cierto, Zayn.

Estábamos hablando por llamada, Liam, me contaba como le había ido en su cita con la doctora. Yo estaba recostado en mi cama mirando al techo con el móvil en la oreja.

—¿Por qué crees que no es cierto? —mi pregunta floto algunos segundos.

—Contigo... no es así...

Fruncí el ceño. Tenía a Robert que me seguía a todos lados y, además, me quería en su casa. Igual algo sobre el control, la doctora tenía razón.

—¿Tú piensas? —pregunté ansioso por la respuesta.

—Yo... yo te daba el control, Zayn. Solo un poco de razón tiene la doctora... pero contigo es diferente... —habló con dificultad—. Yo... te decía pequeño, porque de esa manera me sentía mejor... sentía que tenía el control... pero después no.

Tragué duro, estaba seguro de que Liam quería hablar muy profundo sobre lo que siente. Y eso estaba bien, se estaba abriendo. Ya me había dicho que la doctora le dijo que era bueno abrirse a los demás.

—La primera vez... la primera vez que quise que me montaras... yo quería darte el control... pero no pude... cuando te sentí sobre mí... me... me asuste, Zayn. Nunca había estado tan vulnerable. Y con el tiempo no pude llamarte pequeño... porque yo era el pequeño, Zayn. Yo era el inexperto, tú... tú tienes el control...

—Liam... —tragué duro. Lo que me acaba de decir era muy fuerte—. Yo... me alegro mucho de que te estés abriendo, Liam.

—Se siente bien... contigo —se apresuró a decir lo último.

Sonreí, aunque sabía que él no podría ver mi sonrisa. Me alegraba muchísimo que Liam estuviera avanzando tan bien.

—¿Mañana vendrás? —su voz me sacó de mis pensamientos.

—Sí —respondí seguro—. ¿Hicimos un trato, recuerdas? —le recordé.

—Sí.

—Bueno, Liam. Debo marcharme. Te cuidas.

Me despedí e igualmente él se despidió. Continúe con mis tareas y estudios hasta que Brand llegó, por alguna razón más sudado y jadeando.

—¿Te encuentras bien? —pregunté preocupado.

—Si —jadeo. Se tomó un momento para respirar. Se afirmó en la puerta cerrada y cerró sus ojos—. No hay nada de que preocuparse —habló segundos después con la respiración más calmada.

Lo miré varios segundos analizándole. Cada día llegaba más cansado, se le estaban empezando a marcar ojeras, su piel se veía más pálida.

—¿No crees que te presionas demasiado? —le dije.

—No... tengo que esforzarme más —asintió.

Asentí lento, se tomó una rápida ducha y volvió a dormirse sobre la cama en bóxer, dejando su abultado trasero al aire. Negué con la cabeza y lo cubrí con una manta. Estuve estudiando bastante tiempo hasta que me dio algo de hambre y salí a comprar algo para comer. Luego de eso me dormí.

Mi último día de escuela en la semana estuvo bien. Únicamente me dieron que estudiar. Todavía me costaba creer estar en la universidad de Columbia, sin duda un sueño hecho realidad. Poder caminar por el campus cada mañana, ver a los demás estudiantes, era algo increíble.

Al terminar mi día como había acordado, arregle mis cosas e iba a pedir un taxi para ir al edificio de Liam, pero esta vez estaba Robert esperándome. Fruncí el ceño y me acerqué al coche.

GRINDR |ZIAM|ⓁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora