FIN DE SEMANA CON LIAM

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La alarmó sonó temprano el sábado por la mañana, la había puesto lo más temprano. A las 7:30, para ser exacto. No había nadie despierto aún, así que solo dejé una nota en el refrigerador y salí a pasos rápidos con mi bolso en la espalda. Afuera me estaba esperando Robert en el gran auto de lujo. Mi sonrisa no tardó en crecer y me apresuré en subir en la parte trasera del coche.

—Buen día, Robert —saludé mirando por la ventanilla que estaba abierta.

—Muy buen día, joven Malik —devolvió el saludo mirando por el retrovisor, tenía su característica sonrisa a la que ya me había acostumbrado.

—¿Desde qué hora estás esperando? —pregunté con duda.

—Desde muy temprano, joven Malik.

—Robert, te he dicho que puedes decirme solo Zayn —sonreí—. Y dime, ¿qué hora es muy temprano?

Robert me miró sonriendo desde el retrovisor.

—Desde las seis lo espero, joven Zayn.

Abrí muy bien los ojos.

—¡Robert, eso mucho tiempo! — exclamé impresionado—. ¿Has comido algo?

Robert negó.

—El deber llama, joven Zayn.

—Pues pásate por un local de café, compraremos algo.

—No se moleste, joven Zayn...

—Tampoco he comido. Por favor, pasemos por un local —pedí haciendo un puchero.

Robert asintió de acuerdo. Fuimos a un pequeño local que estaba abriendo recién, compramos dos cafés y una dona para cada uno. Nunca había pasado por ese local, pero debo decir que jamás en mi vida había probado una dona tan deliciosa como la de ahí. Quedé totalmente maravillado con el sabor. Después de eso, Robert, siguió el viaje al hotel, seguimos conversando y riendo de algunas cosas. Para mala suerte, Robert, me informó que le surgió un pequeño improviso a Liam, por lo que llegara unas horas más tarde.

Nuevamente, me tuve que quedar en el hotel. Cuando llegué, en la cocina se encontraban dos tuppers, eran esos desayunos que le traían a Liam. Esa deliciosa dieta... Solté un pequeño gruñido al tener que comer eso de nuevo, pero los deje ahí, tendría que comer junto con Liam, mejor que nada. Como me encontraba solo, no me quedó otra opción de dormir, y cuando Liam llegara, seguramente lo sentiría y me levantaría para estar con él, o él seguro me despertaría. No tarde en llegar a la gran habitación de Liam, su cama estaba intacta, se notaba la ausencia de Liam, pero su cama todavía tenía ese característico olor a él, no tarde en quedar profundamente dormido.

Unos ruidos me despertaron, me removí un poco en la gran cama acercando mi muñeca y ver la hora en el reloj. Había dormido tres horas más.

—Buen día, pequeño —habló una reconocida voz a mi espalda. Sonreí por inercia y me di la vuelta.

—Buen día, Liam — saludé soñoliento—. ¿Qué tal tu semana? —pregunté por cortesía.

—Uhm, bien. Trabajo, mucho trabajo. ¿Y la tuya? —su rostro se veía relajado, tuvo que haber sido una dura semana, pero buena, porque no estaba serio, y no había molestia en su rostro.

—Ya sabes... La escuela.

Liam asintió y empezó a desvestirse.

—¿Dormirás?

—No. Solo me pondré algo más cómodo —entró a su guardarropa y luego de unos minutos salió con lo que al parecer era un buzo gris, una sudadera blanca y unas zapatillas negras. Nunca lo había visto usar algo que no fueran trajes o ropa semi formal—. ¿Sucede algo? —preguntó con las cejas arqueadas dado que no lo dejaba de mirar.

GRINDR |ZIAM|ⓁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora