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Marinette

Me costó abrir mis ojos, y cuando lo logré, la luz del sol provocó que los volviera a cerrar.

¿Por qué me duelen los...? Ah, ya recuerdo.

Con los ojos entre abiertos, camine descalza hasta el lavabo y me lave la cara. Por lo menos, ya los podía abrir más.

Esto es un desastre, necesito hablar con Adrien, necesito disculparme, decirle que tenía razón al dudar de Nathaniel.

Ahora que recuerdo, mi mamá puso mi celular en arroz.

Salí de mi cuarto y bajé a la sala, y solo encontré a mi madre en la cocina, sosteniendo una taza de café, viendo las noticias.

—Buenos días, mamá— me dolió la garganta en cuanto esas palabras salieron de mi boca.

—¡Cariño! — ella dejó la taza encima de la barra y caminó deprisa hasta el final de las escaleras. Cuando yo llegué, ella me sostuvo la cara con ambas manos— ¿Estuviste llorando? ¿Pasó algo?

—Sí y si— respondí en voz baja, no quería hablar ahora.

—No quería despertarte, así que te dejé la cena en el microondas, pero me preocupé cuando vi el plato allí, ¿no te levantaste en medio de la noche para comer algo? — puso una mano en mi espalda y me guio hasta la barra. Me senté y ella puso lo necesario frente a mí para que me sirviera mi desayuno.

Negué con la cabeza, me serví mi cereal con leche y mientras comía, veía el noticiero.

En cuento me fijé en la hora en la pantalla, vi que eran más de las diez.

¿Tanto dormí?

Sentí una mano en mi frente, y enseguida volteé a ver a mi madre.

—No tienes fiebre...— susurró y quitó su mano— Linda... ¿El que estés así tiene que ver con Adrien?

Jugué un poco con mi cuchara y después asentí.

—Si quieres, puedes contarme más tarde que pasó entre ustedes— caminó hasta la sala, y vi que agarró un teléfono que estaba en la mesa del centro— Ya enciende, puedes comprobar que todo esté bien.

Cuando terminé de desayunar, revisé mi móvil. Todo estaba funcionando correctamente, y no se había borrado nada.

Decidí marcarle a Adrien, pero no contestó, tampoco lo hizo las siguientes seis veces que lo intenté, y me rendí.

Tal vez sigue enojado.

—Puedes intentar llamarlo más tarde— dijo mi mamá recogiendo mi plato.

Subí a mi cuarto con el teléfono en la mano, lo dejé en la cama y volví a lavarme la cara, en el espejo vi que mis ojos ahora estaban menos rojos.

—Meow.

Tikki se restregó en mi pierna, le acaricié un poco el lomo, luego ella fue hasta mi computadora, saltó hacia el teclado y se recostó allí, haciendo que la pantalla encendiera.

—¡Marinette!

¿Qué?

Chloe estaba tocando mi ventana para que le abriera, y lo hice, se veía enojada.

—¡¿Cómo estás tan calmada?! — gritó, retrocedí dos pasos— ¡¿Aún no has leído los artículos?!

—¿Cuáles artículos?, ¿y por qué estás tan enojada?

Me hizo a un lado para caminar hasta mi computadora, bajó a Tikki del teclado y se sentó frente a esta.

—Están hablando de ti en casi todos los sitios de chismes— dijo mientras movía sus dedos en el teclado.

▪︎Por lástima▪︎ |Adrinette|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora