IX: SWEET HOLDING

124 31 0
                                    




Magnolia.

Omnisciente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Omnisciente. 

Takeomi se asomó por el umbral de la puerta, notando como su hermano menor empezaba una guerra contra su propio cabello frente al espejo del baño. 

— ¿Y ahora desde cuándo te bañas?

— ¿Qué haces espiándome, metiche? — El ojiverde gruñó intentando quitarse el peine de su cabello, pero mientras más halaba de él este se enredaba más en el objeto.— Yo siempre me baño.

Takeomi soltó una carcajada al ver el desastre que había hecho el menor en su cabeza.— Cada dos siglos al parecer.

— ¡¡Deja de reírte cara de guanábana!!

— ¿Quieres ayuda?

— ¡No, largo! — El rubio cerró la puerta enseguida abochornado. 

El mayor se encogió de hombros.— Supongo que está en sus días.— Tomó asiento sobre uno de los sofás encendiendo la televisión. 

Luego de diez minutos notó a Sanzu saliendo del baño aún con el peine atascado entre sus cabellos. Con las mejillas rojas y una expresión para nada buena en su rostro, se acercó al de cabellos negros.

— No puedo quitármelo y si no lo hago no podré llegar a tiempo. 

Takeomi apretó sus labios intentando no reírse. Se levantó de su lugar inspeccionando toda la maraña que se había formado en el cabello rubio de Haruchiyo. 

— Creo que habrá que raparte.

— ¡¿Qué?! ¿Eres imbécil? ¡No puedo llegar calvo a la cita con Michi! 

Takeomi volvió a reír haciendo que la desesperación del menor aumentara y su enojo también.— Ya, ya, era broma.— Empezó a hacer su trabajo quitando con cuidado los nudos sin jalonear tanto de ellos.— Oye, acabo de oír la palabra cita, dime ¿Quién es la desafortunada con la que te vas a ver? 

— ¡A ti que te import... Auch! — Soltó un quejido al ser jaloneado apropósito por el mayor.— ¿Para qué quieres saber? 

— Soy tu hermano mayor, tengo que saber todos tus movimientos y pensamientos. 

— Eso sólo lo hace la gente sin vida propia... ¡Auch! — Su cabello fue jaloneado pro segunda vez.— ¿Qué mierda contigo Takeomi? 

— ¡Esa boca niño! — Con la palma de su mano golpeó los labios del menor haciendo que soltara un gruñido.— Ahora sí, ¿Quién es la niña con la que te vas a ver?

— ¿Por qué asumes que es una niña? Aparte yo no dije que era una cita.

— Sí lo dijiste.

— No, andas escuchando mal, lávate los oídos cochino. 

— Deja de hacerte el olvidadizo entonces.— Volvió a halar el cabello del chico, pero esta vez no fue apropósito. Había logrado sacar el peine atascado.— Si no es una niña entonces dime, ¿Quién es el niño con malos gustos que te aceptó la salida?  

Haruchiyo arranchó de las manos del mayor el peine, cruzándose de brazos.— ¿Estás diciendo que soy gay? 

— Tu sola existencia ya es muy gay, Haruchiyo.— Dijo con obviedad el mayor.

— No voy a discutir contigo porque me haces perder el tiempo.— Con sus manos acomodó su cabello rápidamente, colgando la mochila que usaba para sus clases en su hombro.— Regreso en la tarde. 

Takeomi sólo miró como el rubio salía de la casa corriendo. ¿En qué momento le había pedido permiso? 

Haruchiyo corría entre las calles intentando no chocar con alguna pared por su angustia de llegar tarde al encuentro con Takemichi. Era domingo, el día que habían quedado de acuerdo en verse y no pensaba ser un impuntual con el chico. 

Podría llegar tarde a la escuela, pero nunca a una salida con el menor, bueno, las salidas posteriores ya que apenas era la tercera vez que lo vería.

Al llegar al lugar notó como el chico de cabellos negros llegaba de igual forma algo agitado. ¿Ambos habían llegado apresurados? 

— ¡Oi, Michi! — Una sonrisa apareció en sus labios en segundos. El menor sonrió con los ojos y las mejillas rojitas.

— Hola, Sanzu-kun... lo siento si tardé, aunque creo que llegamos iguales.— Se abrazó a sí mismo.— No sé si te lo dije pero tengo un tutor privado los fines de semana y...

— ¡No importa! — Respondió de golpe el rubio interrumpiendo al otro.— Lo importante es que estás aquí, eh, y bien ¿a dónde vamos? 

Takemichi lo miró confundido.— ¿Eh? ¿Cómo? ¿No íbamos a quedarnos aquí? 

— ¿Ah? ¡Claro que no! No hay nada interesante que se pueda hacer aquí. 

— Es q-que y-y-yo...

— Nada.— Haruchiyo lo tomó de la mano arrastrándolo consigo.— Prometo cuidar de ti, no te preocupes. 

El ojiverde sonrió en grande, Takemichi sabía que podía confiar en él mientras no soltara su mano. 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Disculpen si hay errores ortográficos. Gracias por leer, bai<3 

Flores en el Jardín [SanTake] Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora