Capítulo XX: Bad Romance - Lady Gaga.

16 0 0
                                    

Quiero tu amor y quiero tu venganza.
Tú y yo podríamos escribir un mal "romance".
Quiero tu amor, y las venganzas de tu amante.

−      ¿Cómo puedes estar de buen humor si son las ocho de la mañana? −le pregunté a Luna cuando la vi esperándome.

−      Porque empezamos segundo de bachillerato. −me contestó. − ¿No tienes ganas de saber quién nos tocará en clase? −preguntó sonriente.

Odiaba despertarme temprano, lo llevaba muy mal, siempre me ponía de mal humor por las mañanas. No se me quitaba hasta que daban las diez, más o menos, aunque si me despertaba más tarde tampoco es que me despertara de buen humor. Luna a veces estaba de peor humor que yo por las mañanas, pero no se le notaba, al menos, nadie excepto yo lo notaba.

−      Podemos ir a la playa esta tarde. −le sonreí cuando entramos al instituto.

−      No, por favor. −me suplicó. −Ya ha acabado el verano, Julia.

Sabía que Luna odiaba la playa con todas sus fuerzas, y que solo iba en verano porque hacía demasiado calor para soportarlo en casa, aunque prefería mil veces la piscina de su urbanización llena de gente y sin casi un pequeño espacio personal.

−      ¿Qué te apuestas a convenzo a estos dos para venir? −le pregunté subiendo las escaleras. −Si vamos los tres, tú también.

−      Si vais los tres es cuando yo ya no voy. −me rebatió.

−      ¿Por? −le pregunté pasando la mano por la barandilla de las escaleras.

−      Porque las cosas entre Víctor y yo no están en su mejor momento. −me reconoció. −Me siento incómoda todavía cuando estamos solos.

−      Pero no vais a estar solos.

−      Si viene Pablo estoy segura de que nos vamos a ver solos en más de una ocasión, guapa. −rodó los ojos.

Rodé los ojos. Luna no era parte del grupo como lo éramos los demás, pero se sabía la historia que mejor que todos, básicamente porque me conocía bien. Habíamos estado juntas desde pequeñas, ella había estado conmigo cuando murió mi madre, y, aunque sabía cómo ocultar mis sentimientos a la perfección y como mentirle, con ella a veces se me olvidaba.

Podía haberlo negado, pero no lo hice. Y sé exactamente por qué lo hice, porque quería causar esa duda en ella, la duda de si estaríamos de verdad juntos, como parecía, o no, como lo negábamos una y otra vez.

−      Entonces... −me dejé caer en mis palabras. − ¿No vienes? −le miré haciendo un mini puchero.

−      No. −me negó con la cabeza y saludó a Diego.

Luna y él se pusieron a hablar de cosas de clases mientras yo estaba inmersa en mi teléfono, tan concentrada en lo que habían subido Ana a Instagram que no me di cuenta cuando Rubén se puso a mi lado, esperando a que dejara de mirar mi móvil para saludarle. Me dio dos besos cuando guardé el aparato en mi bolsillo, y me extrañó, porque nosotros en el instituto no nos saludábamos así.

−      ¿Qué? −preguntó con el ceño fruncido.

−      Nada. −le quité importancia.

Se quedó a mi lado, apoyado en la pared, y, aunque yo volví mi mirada a mi móvil, a él le pareció mejor idea no quitarme la mirada de encima. Nos miramos un par de veces más, con intención de que parase de mirarme, pero no lo hizo. No sé si es que estaba mal peinada o que me había puesto la camiseta del revés, pero no me dijo nada.

0. Ataque de ansiedad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora