Capítulo XXVII: El amor no duele - Denise Rosenthal.

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Sé que siempre quise complacerte,
sin perderte.
Comprenderte.

Muchas veces me olvidé de mí.

Sé que tu manera de tenerme.
Poseerme.
Dependiente.

Nunca me va a hacer feliz.

El miércoles me levanté más temprano de lo habitual, ya podía ir a clases así que me solía despertar sobre las siete y cuarto, pero ese día no quería que Luna se fuera sola a clases y me dejara tirada. No habíamos hablado desde que me expulsaron, tampoco días antes, pero yo ya sabía el motivo. Se me había olvidado por completo contestarle y mandarle la foto que me pidió del libro de inglés, pero estaba demasiado ocupada arriesgando mi vida.

No dieron ni las ocho menos cuarto cuando yo ya había salido de mi casa, mi padre ya se había bajado al bar. Cuando llegué a la puerta de Luna me quedé esperando bastante rato, tanto que pensé que se había ido mucho antes que yo, o que había salido por la otra puerta que tenía su edificio. Iba a irme cuando la puerta se abrió y salió mi amiga por ella.

Se sorprendió al verme ahí de pie, esperándola. Miró su móvil, comprobando, seguramente, que le había mandado un mensaje avisándole de que estaba ahí, pero no lo hice.

−      ¿Qué haces aquí? −me preguntó, empezando a caminar y dejándome atrás.

−      Ya he cumplido condena, ¿sabes? −me apresuré a seguirle el paso. − ¿Y tú? ¿Por qué sales diez minutos antes de la hora de siempre? −le pregunté mirando su perfil.

−      Porque no quería venir contigo. −me respondió sincera.

Tanto que me dolió.

−      Genial. −torcí la boca. − ¿Se puede saber por qué? −le pregunté cruzándome de brazos, enfadada.

−      Porque me dejaste con el culo al aire en inglés. −se paró en seco y se giró para encararme. −Le tuve que hablar a Víctor para que me lo pasara y me hiciste pasar uno de los peores ratos de este año. −apretó la mandíbula, ella también estaba enfadada.

−      ¿Me estás echando la culpa de eso? ¿En serio? −pregunté sin creérmelo del todo.

−      No.

−      Pues lo parece. −le miré desafiante. − ¿Sabes por qué no te pasé la puta foto?

Luna se quedó callada, esperando la respuesta.

−      Porque estaba ocupada metida en una pelea de bandas salvándole el culo a Pablo. −le contesté. −Así que perdona por no pasarte la foto por estar jugándome la vida.

Mi amiga se relajó en el segundo que terminé de hablar, no le había contado la historia entera porque con eso solo bastaba para que se diera cuenta de la situación. Lógicamente con todo eso se me había olvidado pasarle la foto del libro de inglés, es decir, a quién no se le iba a olvidar algo tan simple como eso.

Iba a decirme algo, lo sabía porque sus cejas se juntaron, como esa vez en el autobús cuando me echó una pequeña bronca sobre la discusión con Pablo. Recordé eso y supe al momento que íbamos a hablar de él.

−      ¿Arriesgaste tu vida por la de Pablo? −me preguntó con una ceja más arriba que la otra y con los brazos cruzados.

−      Lo hubiera hecho por cualquier otro. −le contesté.

Ella negó con la cabeza, haciendo que su coleta se moviera de un lado a otro, lo que resultaba gracioso.

−      No. Solo lo hubieras hecho por él. −se relamió los labios, frustrada. −No sé cómo decírtelo, Julia. −suspiró. −Eres mi amiga y...

0. Ataque de ansiedad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora