Capítulo XIV: Jelous - Nick Jonas.

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No me gusta la manera en la que te mira,
estoy empezando a pensar que la quieres también.

¿Estoy loca? ¿He perdido?
Incluso imaginando que
estás enamorado de mí,
no para

−      Es que sin alcohol todo es más aburrido. −dijo María, trenzándole el pelo a Ana con alguna dificultad. −A mí no me sale ser natural.

Jesús se rió de su comentario y se incorporó, dejando la postura sobre Rubén y sentándose en forma de indio, serio.

−      Si somos amigos, tendrás que sentirte natural cuando estás con nosotros, ¿no? −le preguntó.

Yo intercambié una mirada con Rubén, porque justo habíamos hablado antes de eso. Me parecía curioso que pudiéramos entendernos con unas sola mirada, eso solo me pasaba con Sandra. Así caí en la cuenta de que el rubio y yo ya teníamos una conexión, como si fuera de una vida anterior y nos hubiéramos reencontrado en esta. Y por más que intentara alejar esos pensamientos de mí, siempre ocurría algo, ajeno a nosotros, que me hacía volver a pensarlo.

−      A ver... −siguió diciendo Jesús. −Yo os confieso que hace un par de años tenía un crush en Julia. −me miró fijamente, él y todos. −Pero ya se me pasó, eh. −se rió y le dio un sorbo al termo de café que habíamos traído.

−      ¿Solo hace un par de años? −preguntó Pablo a mi lado, con voz ronca.

−      Claro, además me duró poco, eh. −miró a Rubén. −No como a este. −se rió de su amigo.

Produciendo una risa por parte del rubio y de María que alargaron la situación tan incómoda que estaba viviendo.

−      Vamos que a todos os ha gustado Julia. −dijo Ana, con la trenza ya terminada.

−      Pues claro. −le contestó Jesús. −Bueno, a nosotros dos. −se señaló a Rubén y a él mismo.

−      A mí no. −Pablo bebió lentamente a mi lado. −Sé no pasar el límite de amistad. −me miró y tragó saliva.

Junté los labios en una especie de mueca, un poco molestada, pero no lo iba a dejar ver delante de todos. Además, entendí que delante de nuestros amigos no iba a decir que yo le gustaba, como yo no iba a decirlo de él, pero a mí no me gustaba que nadie quedara por encima de mí, así que él me hacía sentir tan decepcionada, no me iba a quedar atrás, iba a igualar su altura y a superarlo.

−      Sí, yo también. −dije clara. −No me imagino estar con un amigo tan cercano como Rubén, menos con Pablo. −levanté las cejas.

−      La verdad es que seríais una bomba. −comentó María. −Cualquier os aguantaría juntos. −se rió junto a Jesús.

Parecía que los únicos que se lo estaban pasando con esa conversación y con ese plan eran ellos dos, aunque siempre se lo pasaban genial, fuera lo que fuera. La verdad es que eran tal para cual, yo los llegué a imaginar juntos cuando éramos pequeños, pero entendí que no iba a ser posible esa misma noche. Cuando todavía lo pensaba de vez en cuando.

Eran algo así como almas gemelas, pero en versión amistad.

−      Eso es una mierda de confesión. −dijo Ana, mirándome. −Jesús ha abierto su corazón. −dijo burlona. −Lo mismo es que abras el tuyo. −se incorporó y adoptó una postura más recta.

−      Julia no tiene de eso. −rió Jesús.

Y, aunque lo dijo de broma, me hizo reflexionar sobre si era verdad o no, sobre si esa era la imagen que mis amigos tenían de mí, si era la que yo quería dar de mí misma.

0. Ataque de ansiedad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora