CAPITULO 15°

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Jeanne

Mi cabeza dolía mucho. De fondo escuchaba un bip. Tenía frío y me sentía muy adolorida. Hice un esfuerzo máximo por abrir los ojos y lo primero que vi fue a Félix sentado junto a mi tomándome la mano. ¿Estaba en el hospital?

—Hola —dijo colocándose de pie y acercándose—. Traté de devolverle el saludo pero no pude. Él acarició con cuidado mi cabello y se acercó a mi—. Estará todo bien.

Él se aproximó hacía mí que llegué a sentir que nuestros alientos se mezclaban. Se separó y me miró a los ojos con una sonrisa consoladora.

—Despierta.

Mis ojos se abrieron de golpe y me incorpore. El acto agresivo hizo un corrientazo de dolor por todo mi cuerpo.

—Oye tranquila.

La voz de mi hermano hizo que me tranquilizara un poco. Mire a mi alrededor y seguía igual como en el sueño. Mi mano tenía una intravenosa y tenía algo en mi nariz, un respirador, mire la máquina donde provenía el bip y mis signos vitales estaban un poco alterados.

—¿Que- que paso?

Logre decir. Mi garganta ardía por la falta de líquido, mis manos, mi cara, todo mi cuerpo dolía. Mi hermano no respondió hasta ver que entró un agente de policía. Mis nervios se tensaron y fue donde tuve el golpe de lo que pasó. La mujer. El oficial se acercó a una distancia prudente y sacó una libreta.

—Hola Jeanne. Hablas con el agente especial Wilson de la estación de policía de Massachussets.

—Hola —logré decir con dificultad.

—Queremos tomar su testimonio del atentado sucedido anoche.

Asentí nerviosa y el oficial comenzó a tomar nota de cada una de mis palabras. Conté lo que recordaba. La agresión hacia ambas víctimas, la mujer que le pegó con el extintor.

—¿Y la mujer? —pregunte preocupada.

—Ella se encuentra bien gracias a usted. La mujer comenta abusos físicos y psicológicos de parte de su esposo desde hace años.

El oficial pronto se marchó y Jason no dejaba de sostenerme la mano.

—Estoy bien.

Sonreí dándole confianza pero no creo que haya servido de mucho.

—Jeanne te golpearon. Tú podrás estar bien pero yo no lo estoy.

—Jason...

—Papá casi se vuelve loco cuando se enteró. Está afuera haciendo una denuncia contra el señor a pesar que lo capturaron.

Me quedé en silencio. Helena pronto entró a la habitación con una bata y una cola alta. Ella era médica y lo sorprendente es que también es chef.

—Hola cariño.

Se acerco y dejo un corto beso en mi frente.

—Tengo buenas noticias. Te doy de alta, tus signos vitales están estables solo necesitas medicación para el dolor, hay que agradecer que no fue nada grave.

Helena comenzó a quitarme los aparatos conectados y logré sentarme en el borde de la cama. Ella desapareció al terminar y me dijo que me cambiara. Me puse la ropa con cuidado y mi hermano me ayudó a ponerme los zapatos.

—No le digas nada a Félix.

Se detuvo de amarrarme el zapato y se acarició la sien con cuidado.

—¿Por qué Jeanne? Sabes que él pronto se dará cuenta y...

Amor sobre hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora