CAPITULO 9°

35 5 0
                                    

Jeanne

No dormí mucho anoche, pensando en el sentimiento repentino que sentí al tener a Félix cerca. ¿Qué era lo que me pasaba?

Mientras empacaba las pocas cosas que llevaba alguien tocó la puerta. Escuché la voz de mi hermano al otro lado de esta. Entró y se sentó en la cama mientras me veía terminar de empacar.

—¿Necesitas algo? —pregunte por su repentina aparición.

—¿Acaso no puedo venir a verte?

—No es algo que sueles hacer.

—Solo vine a ver como te encontrabas. Ya sabes, por lo que pasó anoche.

—¿Por qué quieres saberlo? Yo estoy bien ¿no pasó nada interesante?¿Félix te dijo algo? De seguro que si.

—¿De qué hablas? Relájate, yo estoy hablando del campo estrellado. —Me detuve a verlo sin ninguna expresión. No debí de ser tan precipitada al responder—. ¿Qué acaso paso algo?

—Nada. No pasó nada.

Frunció el ceño tratando de descubrir algo. Conté tantas veces con mi hermano así que me hice la distraída empacando mientras le preguntaba.

—¿Me puedes dar un consejo? —Se sentó mejor en la cama y me prestó toda la atención del mundo.

—Por supuesto.

—Imagínate que tienes una amiga desde la infancia y crecieron juntos, pero jamás la viste de manera amorosa pero de repente lo haces ¿Cómo harías para dejar de sentir cosas por esa amiga?

El proceso mis palabras. Yo no me sabía interpretar bien así que lo puse en mi misma situación. Jason resopló antes de contestarme con toda la sinceridad del mundo.

—No haría nada.

—¿Por qué?

—Es innecesario si de verdad te gusta, el sentimiento no desaparecerá si haces algo al respecto, desaparecerá conforme pase el tiempo, pero puede pasar que en vez de que el sentimiento se vaya crezca más.

—De acuerdo. ¿Entonces no hacer nada es lo mejor?

—Exacto.

Asentí dándole la razón y me concentré en terminar de empacar. Mi hermano antes de irse me comentó que solo los dos iríamos a casa ya que los demás irían en el otro auto.

***

Estaba tranquila en mi habitación leyendo, pero me desvié de mi lectura por una notificación de mi teléfono.

Félix: ¿Puedes salir?

No le respondí hasta tener una respuesta concreta y segura. Me acerqué a la habitación de mi padre y lo vi en un hermoso esmoquin, me sorprendió verlo vestido así. Estaba en frente del espejo organizándose el moño.

—Papá... —Le llamé y de inmediato se giró, mostrando su cabello peinado hacia atrás—. ¿Vas a salir?

—Sí, tengo una cita. —Calcule su palabra en mi cerebro. No sabía cómo sentirme al respecto—. ¿Estás enojada?

—Por supuesto que no —respondí sin creerme mis palabras.

—¿Me necesitabas?

—Me preguntaba si me dejabas salir con Félix.

—Sabes que sigues castigada.

La razón del castigo es porque mi padre se salió enterando por la vecina de la fiesta. Jason tiene un mayor castigo que el mío. Y no podría salir con nadie, ni siquiera con Félix.

Amor sobre hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora