(Extra)

20 2 0
                                    

Jeanne

Me levanté junto a Félix, mi cabeza recostada contra su pecho. Lo mire y sabía que se hacía el dormido.

—Se que estas despierto. —Le reprocho.

—Si, lo estoy. Pero es que no quiero levantarme.

Me abraza fuerte como si fuera un peluche y no me suelta. Félix se acomoda mejor y se postra sobre mí, pone su oreja en mi vientre.

—Félix, no tengo ni un mes de embarazo.

—Lo sé, pero trato de conectar con la criatura que está allí adentro.

Río y sobo su cabello. Le devuelvo el abrazo, pero le doy un par de palmaditas en su espalda para que me suelte.

—Hoy es tu partido, hay que organizarnos. —Me pongo de pie y abro las cortinas para que entre luz natural.

—Sí señora Brown, ya me levanto. —Félix se mete al baño y yo aprovecho para levantar a Nabi.

Al entrar a la habitación de mi hija me acerco a su cuna y miró a Nabi por unos minutos mientras duerme. Una mano me toca el hombro y me giro hacía Félix.

—Se ve muy tierna durmiendo. —Dice, él me acaricia el hombro y me besa antes de ir a preparar el desayuno.

—La levantaré y vestiré, cuando termine espero que el desayuno esté hecho. Y que no tenga que ir a revisar que nada se esté quemando.

—Cariño no te preocupes, todo estará perfecto.

Han pasado dos años después de la boda, tenemos una hermosa hija de ocho meses y otro que viene en camino.

Desperté a Nabi y la organice. Le puse una blusa con el logo del equipo, que obviamente mandó a hacer su padre. Yo también tenía la mía.

Entré a la cocina y Félix tenía todo controlado. Al verme con Nabi se acerca la toma en brazos y la llena de besos.

—Mi princesa. —Nabi se ríe y patalea cuando está en brazos de su padre. Desayunamos y salimos con dirección al estadio.

Al salir del auto tapo a Nabi de las cámaras, este partido es importante y hay muchos paparazis, le toman fotos a Félix y a mí, le hacen algunas preguntas y alcanza a firmar un par de autógrafos para algunos fans.

Entramos al estadio y un guardia me guía a los asiento que ya estaban reservados para mi. Félix le da un beso a Nabi en la frente, me da un beso en los labios y se marcha a los vestidores.

Cuando me siento organizó a Nabi en mis piernas. Una mano toca mi hombro y me giro, me levanto emocionada al ver a Sophie.

—Jeanne. —Me abraza y saluda a Nabi.

—¡Tía Jeanne! —Le paso a Nabi a Sophie para saludar a Hugo, el hijo de Sophie, el pequeño que estaba en su vientre el día de mi boda. Lo abrazó y él pequeño me besa la mejilla.

—¿Ya casi comienza? —pregunta Sophie mirando a su alrededor.

—Aun no, espero qué pronto.

—¿Has hablado con Triz?

—Hablé con ella anoche. Estaba organizando los últimos preparativos para la boda.

Y si, mi hermano se va a casar con Triz en un mes. Todo pasa demasiado rápido, lo suficiente para darme cuenta que ya no soy más la adolescente que se encerraba en su cuarto a leer.

Anuncian a los jugadores y nuestros esposos salen en fila con su Stick. Miró a Félix y con delicadeza tomó el brazo de Nabi y la meneo en forma de saludo.

—Mira ahí esta papi.

—¿Aún no dice la primera palabra?

—No, todavía no lo hace.

—Muy pronto lo hará, Hugo tardó hasta el décimo mes.

No me preocupo por eso, yo sé que llegará el momento en que Nabi diga su primera palabra. El partido comienza y vamos ganando, Félix le dedicó un punto a Nabi y otro a mi.

Salimos ganando, terminó el partido y bajé de las gradas para ir a saludar a mi esposo. Me acerco y a pesar de que nos separa un pequeño cristal eso no impide que Nabi mire a su padre.

—Felicidades cielo.

—Quiero besarte. —Sonrió. Dejo que salude a Nabi la cual eleva su manito hacía él.

—Pa-... pa pa.

Miró estupefacta a mi hija que acaba de pronunciar la palabra papá. Miró a Félix que se quedó viendo a su hija en shock.

—¿Ella acaba?

—¡Si! ¡Dijo su primera palabra!

—Espérenme ahí.

Félix sale de la pista y se acerca rápido a nosotras. Toma en brazos a Nabi y comienza a darle vueltas en el aire.

—¡Mi hija dijo su primera palabra!

Mire a Félix con admiración, es un padre y esposo increíble. Tan increíble que lo he encontrado durmiendo abrazado de Nabi luego de ver la maratón de rápidos y furioso. Me invitaba a salir a comer, me da un tulipán todos los días de diferente color, que en medio de nuestra sala se encuentra el enorme ramo de tulipanes que he ido formando.

—Vamos a comer. —Félix carga a Nabi fácilmente con un brazo y con el otro me toma de la mano.

En el auto él puso su música y bailó, estaba realmente feliz. No quise preguntar a dónde íbamos pero me di cuenta al ver el enorme cartel de pizza.

—¿En serio comeremos aquí?

—Si.

—No vengo desde hace más de quince años, creí que ya no existía.

Estábamos en el lugar donde fuimos a comer después de su primer partido, el lugar donde por primera vez nos presentamos. Estaba un poco remodelado pero seguía en pie. Pedimos una enorme pizza y jugamos en las máquinas, me sentí como una niña de nuevo. Me sentía amada.

Amar, amaba la vida que tenía, amaba a Félix, amaba a Nabi, amaba al bebé que venía en camino, amaba las mañanas junto a mi esposo, amaba los besos que me daba al despertar. Amaba. Y eso era todo lo que importaba. 

Amor sobre hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora