CAPITULO 8°

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Jeanne

Sentí un cosquilleo tras mi oreja y una presencia junto a mi, cuando abrí los ojos vi a Félix sentado en el borde de la cama con una sonrisa y un ramo de...

—¿Son mis flores favoritas?

—Así es.

Me incorporé contra el espaldar y recibí el ramo de tulipanes de color amarillo.

—Gracias Félix. —Las tomé entre mis manos y me acerqué a olerlas.

—No te esfuerces, son artificiales.

—Pero tienen fragancia.

—Eso las hace más realistas. Vamos, tu desayuno ya está listo —deje el ramo a un lado de mi cama y Félix me extendió las manos para ayudarme a ponerme de pie—. Te queda bien el moño mal hecho y ese par de lagañas.

Le di la espalda y me pase mi dedo por mis ojos asegurándome que no tuviera ninguna.

—Era una broma, te ves bien.

—Eso no te lo cree nadie.

Cuando estábamos ya en la planta baja me acerqué por detrás a mi hermano para asustarlo.

—¡Feliz cumpleaños hermanito!

Se giró hacia mí con cara de aburrido, pero a los pocos segundos sonrió encantado.

—¡Feliz cumpleaños vieja!

—Creo que es el comentario más estúpido que he oído decir en tu corta vida. —Todos se rieron excepto mi hermano, claro—. Ambos estamos cumpliendo años, por lo tanto te estás llamando viejo también.

—Si, ya capte cerebrito. Ven a desayunar.

Todos los chicos me felicitaron y hablamos mientras desayunaba. Al terminar mi hermano se acercó a mí y me sonrió.

—¿Qué?

—No puedo creer que mi hermanita ya esté grande.

—Deja de ser dramático. —Él hizo un ademán de abrazarme, así que me bajé del taburete de la cocina, me acerqué y me dio un abrazo de oso.

—Ya puedes soltarme. —Le digo, pero me ignoró y se dirigió a Félix.

—¿Ya estás grabando? —Le pregunto mi hermano.

—Así es. —Vi a Félix por el rabillo del ojo que tenía el teléfono en sus manos.

—¿Jason que vas a...?

Mi hermano me cargó sobre su hombro y trotó hacia el patio donde estaba la piscina.

—¡Jason espera!

Ambos caímos a la helada agua de la piscina, salí del fondo y corrí mi cabello hacia atrás. Cuando salió mi hermano yo no dudé en echarle mucha agua en la cara.

—¡Estaba en pijama y el agua está muy fría!

—Pues será un lindo recuerdo de cumpleaños número dieciocho.

Llegué al borde y le extendí la mano a Félix para que me ayudara a salir.

—Félix.

Él la acepta y la sostengo con fuerza, con un buen agarre tiró de ella haciendo que callera en la piscina. Se escucharon algunas risas cuando cayó de cara a la piscina.

—Estás en problemas Williams. —Me gire cuando escuche mi apellido y Félix me cargo entre sus brazos y se abalanzó de nuevo bajo el agua.

Salí a la superficie un poco alterada y corrí mi cabello de mi cara.

Amor sobre hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora