CAPITULO 13°

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Jeanne

Cuando llegamos a mi casa después de estar en la de Félix vimos a Helena en la cocina con un mantel envuelto en su cintura y un olor a pasta embargaba la cocina.

—Hola chicos. Su padre se fue a trabajar y me pidió que los cuidara. Hice pasta ¿Se les apetece?

Disimuladamente miré a mi hermano el cual tenía el ceño fruncido mirando a Helena.

—Nosotros podemos cuidarnos solos, además ya comimos.

Jason subió a su habitación y se escuchó un portazo. Félix y yo nos miramos y vimos la cara de decepción de Helena entonces ambos nos sentamos en los taburetes de la cocina.

—Huele muy rico, a mi si me apetece. —Helena sonrió y se apresuró a servirle a Félix. Yo seguía llena pero debía aceptar.

—¿Y tú Jeanne?¿ Quieres un poco?

—Si, pero muy poco, aun sigo un poco llena.

—Claro.

Al comer una cucharada se explotó mi paladar de sabores.

—¿Está rico?

—Está delicioso.

Ella sonrió complacida y fue a lavarse las manos y a quitarse el mantel. Cuando termine me llene de valor de hablar con ella.

—¿Helena podemos hablar de algo?

—Por supuesto querida lo que quieras.

Mi pie estaba inquieto y una mano bastante grande se posicionó en ella haciendo que se detuviera. Miré a Félix y me regaló una sonrisa antes de irse y darnos privacidad.

—Es sobre mi padre y tú. Está bien que estén juntos pero nos molesta tanto a mi hermano y a mí que él no nos haya contado nada al respecto. Sigo lamentando mucho lo que dije la noche de la cena.

—Está bien Jeanne. Entiendo lo que pasa, hablaré con tu padre, lo que quiero es que nos llevemos bien.

Ella se fue cuando cayó la noche y me quedé sola en la sala de estar viendo la televisión con Félix. Mi padre llegó poco tiempo después que Helena se fuera. Lo mire por el rabillo del ojo y el único que lo saludo fue Félix.

—Jeanne.

—Papá —No le dirigí la mirada.

—¿Cómo les fue con Helena?

—Bastante bien señor Williams, ella hace unos espaguetis deliciosos ¿cierto Jeanne?

—Si.

—¿Y tú hermano?

—Encerrado en su habitación.

Desapareció por las escaleras y se escuchó la puerta de su habitación cerrarse. Me quedé en completo silencio junto a Félix.

Me paré del sofá y fui al lavabo. Le dije a Helena que no se preocupara que yo lavaría los platos.

—Ven déjame que los lave.

Félix puso sus dos manos en mi cintura y con cuidado me cargo dejándome sentada en la encimera. No protesté y me quedé contemplando cómo lavaba los platos.

—Quería decirte algo Jeanne.

—Claro dime.

—Tengo una cita mañana.

Rectifique sus palabras afirmando si lo que estaba escuchando era verdad.

—¿Enserio? ¿con quien?

—Cristina Briggs, la que va contigo en informática.

Amor sobre hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora