CAPITULO 16°

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Jeanne

La palabra dormir ya no existía en mi mente. Estaba agitada, molesta, nerviosa, asustada y todas esas emociones me impedían dormir.

Sobre pensar mucho es uno de mis contras, mi cerebro habla diciéndome que hice algo mal repitiéndome las cosas o imaginando escenarios de qué hubiera pasado si le contaba a Félix lo que pasó y no le hubiera gritado.

En el instituto ya estábamos en exámenes finales eso significaba no más proyectos sólo exámenes, y por suerte para mi ya repase todos lo que tengo pendientes, así que mi domingo será desocupado pero sin contar el partido que hay hoy del equipo.

Como no dormí nada al bajar a desayunar mi abuela lo notó de inmediato, me hizo una aromática y me mandó a que me lavara la cara con agua fría.

Toda la mañana me la pase repasando las guías de estudio que tenía a pesar que me las sabía de pies a cabezas.

Mire los tulipanes que quedaban, solo dos de cincuenta estaban en perfecto estado.

—¡Cariño tu padre necesita ayuda!

Mi abuela gritó desde la parte baja de la casa. Me rasque el puente de la nariz y baje un poco apurada las escaleras. Cuando los vi tratando de hacer la corbata era inevitable no reírse.

—¿Nos ayudas cariño? no soy capaz y tu padre tampoco —comentó mi abuela aun con las manos en el nudo mal hecho que hizo con la corbata.

—Con gusto.

Me acerque a mi padre que tenía un traje bastante elegante, sabía que este partido sería importante porque estuvieron entrenando mucho para esto. Comencé a hacer el nudo habitual y lo alise hacia abajo como acabado.

—Listo.

—Gracias cielo —dejó un beso en mi frente y se perdió escaleras arriba, no evite reírme al ver mejor a mi abuela.

—¿De que te ríes?

—De nada —trate de ocultar mis risas pero no era capaz.

—Te ríes de mí ¿no es así?

—Abue es que...

No pude resistirme y me reí a carcajadas. La abuela estaba totalmente decorada del equipo de mi padre, su cara pintada con el nombre del equipo, se veía muy llamativa sin contar que su camiseta estaba al revés.

—Te ves... —trate de decir.

—Estupenda —corta mi hermano bajando por las escaleras mirando a mi abuela y acercándose para que diera una vuelta detallando más.

—Si, pero tiene la blusa al revés —aclare.

—Igual se ve increíble —afirmó mi hermano.

Mi abuela le pellizcó la mejilla sonriente, sí que eran los dos tal para cual. Salimos para el estadio ya que debíamos llegar mucho antes. El sol ya se estaba ocultando y el atardecer se veía hermoso.

Tan pronto llegamos entre con mi padre a los vestidores ya que era su ayudante estrella desde pequeña, llevaba su agenda y anotaba todo lo que me decía. La mayoría de los jugadores estaban y apenas pasamos por la puerta saludaron a mi padre y luego a mi con una gran sonrisa, además saludé aparte a Andre y Max.

—Chicos necesito que se organicen para calentar, Jeanne ten listas las compresas para el dolor, deben estar listas a medio tiempo. Recuerden los movimientos claves, sean conscientes de lo que hagan pero lo más importante cuiden...

—Hola, perdón por llegar tarde.

Lo miré y apreté el bolígrafo que yacía en mi mano. Todos los del equipo sonrieron al verlo, pero su mirada al viajar a mi cambió por completo.

Amor sobre hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora