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Una semana había pasado ya, Tao al final se convenció de vivir con Yifan, aún cuando muchas veces se lo había replanteado, por la incertidumbre de lo que podría hacerle el vampiro. Mentiría si dijera que no sintiera cierto miedo por su raza, pero durante todos esos días, Wu había sido demasiado amable con él, siempre regalándole una sonrisa, como nadie nunca lo hacía.

Había ocasiones en las que pensaba en escapar, pero justo cuando estaba haciendo el plan perfecto, Yifan llegaba con algo fascinante para Tao, manteniéndolo entretenido y más curioso sobre todo aquello que nunca en su vida había visto.

Sus manos atraparon un poco de la espuma que había en el agua, embriagándose con el aroma a coco del jabón. Sopló suavemente la espuma, y esta voló de sus manos. Escuchó unos leves toquidos en la puerta, miró a la misma y por esta apareció Yifan, con su misma sonrisa resplandeciente de siempre.

─Aquí está tu ropa. ¿Qué quieres para cenar hoy? ─Preguntó el pelinegro, mientras dejaba las prendas sobre el mesón que estaba en el baño.

─Mmm... Espaguetis. ─Respondió Tao, volviendo a tomar un poco de la espuma en sus manos. Yifan le miró con una sonrisa, negando suavemente a lo que hacía el menor con el jabón.

─Realmente eres como un niño...─Comentó, sin despegar su mirada del rubio. Tao sonrió un poco avergonzado, pero es que siempre le había gustado jugar con el agua y el jabón, simplemente no podía evitarlo, y técnicamente seguía siendo un niño.

Apenas iba a cumplir los diecisiete años, aún era muy joven e inmaduro, aún podía hacer ese tipo de cosas antes de que el mundo se pusiera muy exigente con él. Y en eso que en el contexto actual, el mundo ya era muy duro con él.

─Solo no tardes mucho, mientras prepararé la cena.

─Si. ─Fue lo único que respondió, observando a Yifan salir del baño.

Después de unos minutos más jugando con la espuma, Tao salió de la tina, secó su cuerpo, y se colocó la ropa que Yifan le había llevado.

La idea de quedarse a vivir con el mayor iba tan en serio, que Wu ya se había encargado de conseguir ropa de la talla de Tao, y tenía su propia habitación.

Algo que había llamado la atención de Tao, fue el hecho de que nadie más vivía en aquella mansión, solo estaban él y Yifan, ambos ocupando un espacio tan grande. Siempre creyó que debía haber personas que se encargarán de limpiar o de cocinar, pero no, todo eso lo hacía el propio vampiro, sin darle mucha importancia a ello. Y Tao debía admitir que Yifan era muy bueno en lo que hacía.

Salió del cuarto de baño, y caminó por el pasillo oscuro, repasando con la mirada todos esos cuadros y puertas que adornaban las paredes.

Otra cosa que pudo notar era que la casa casi no tenía muebles. Las habitaciones estaban completamente solas, a excepción de la suya y la de Yifan, que eran las únicas con una cama y guardarropa. La cocina y el comedor eran las otras habitaciones que tenían muebles, y si acaso el salón de baile, que de hecho solo tenía el piano, y los estantes con discos.

No sabía el motivo del por qué el vampiro vivía solo, pero tampoco se atrevía a preguntarle aquello. Aunque en los últimos días la confianza entre ambos había aumentado, aún no se sentía en el derecho de hacerle preguntas muy personales, ni siquiera Yifan le había preguntado ese tipo de cosas.

Le había preguntado solo lo justo y necesario; su comida favorita, su edad, su nombre, su color favorito y si era alérgico a algo, nada más. No había preguntado por su familia, sus amigos, el hombre que pudo haberlo asesinado, no había preguntado nada delicado o muy personal, y la verdad es que Tao se lo agradecía.

𝗢𝗨𝗥 𝗣𝗔𝗥𝗔𝗗𝗜𝗦𝗘 ↷ 𝗞𝗿𝗶𝘀𝗧𝗮𝗼⏐𝖠𝖣𝖠𝖯𝖳𝖠𝖢𝖨𝖮́𝖭⏐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora