Dos semanas habían pasado ya desde el momento en que Tao y Yifan habían comenzado su viaje. ¿A dónde iban? Ninguno de los dos lo sabía, simplemente manejarían sin detenerse, y con suerte podrían encontrar un lugar donde ambos pudieran estar tranquilos.
Después de haber pasado tanto tiempo en carreteras, deteniéndose solo para llenar el tanque y comer algo, por fin llegaban a un destino decente, o bueno, medio decente.
Tao miró sorprendido el gran muro que se levantaba a lo lejos. El rubio no sabía a donde estaban llegando, pero Yifan parecía estar muy tranquilo ante ello. Apenas el auto se acercó a la rejilla de entrada, esta misma se abrió, dejándoles pasar sin problemas. Entonces, Tao se dio cuenta que se trataba de una ciudad.
Había un solo sendero, este se extendía hasta el otro lado de la ciudad, pero, antes de llegar a la enorme fábrica que yacía en lo alto de la colina, había dos pequeños senderos que salían de este. Tao entonces notó que la ciudad estaba dividida. A su lado derecho se encontraba una rejilla de color dorado, y a su lado izquierdo se encontraba una de color bronce.
Yifan dobló hacia su lado derecho, logrando que Tao se sintiera más curioso y confundido por aquello.
─¿Por qué la ciudad está así? ─Preguntó, volviendo su mirada al mayor. El pelinegro soltó un suspiro, aún no le parecía muy grato hablar sobre ello, pero no podía negarle nada al menor.
─Es la mejor forma en que vampiros y humanos puede coexistir. ─Hizo una breve pausa, mientras buscaba con la mirada aquel hostal en el que solía quedarse. ─En la parte Oeste de la ciudad viven los humanos, y en la parte Este los vampiros. Los humanos ofrecen su sangre a cambio de protección y trabajo. Fue un método de convivencia que desarrollaron para darle final a la guerra. Los vampiros no pueden estar con los humanos, y los humanos tampoco pueden estar con los vampiros.
Por un momento, Tao creyó que aquella ciudad era el sueño que tanto perseguía, pero al escuchar que realmente ni siquiera convivían, se dio cuenta que no lo era, pero era lo más cercano que tenía de ello.
Yifan estacionó el auto frente a un gran edificio color rojo, en el frente se podía leer el nombre "Pearl". Apagó el auto, y miró al joven a su lado, sabía que no era una muy buena idea tener a Tao ahí, pero necesitaban descansar de una forma decente, y era lo mejor que podía conseguir, porque, aunque fuera el gobernante de su raza, no salía exento de las reglas que imponían en las ciudades. Aunque si podía usar un poco su poder e influencia.
─Bien, Tao, cuando bajemos de aquí, no quiero que te separes de mí, ¿sí? ─El nombrado asintió lentamente, poniéndose un poco nervioso ante aquella advertencia.
Ambos bajaron del auto, y una vez el pelinegro estuvo a su lado, sostuvo su brazo con fuerza, comenzando a caminar al interior del lugar. Era cálido y había un ligero aroma a incienso, la recepción estaba apenas alumbrada por algunas velas. Aunque había poca gente, el ambiente se sentía muy fiestero, esto gracias al pequeño grupo de mujeres que bebían, fumaban y cantaban en compás a la melodía que sonaba del tocadiscos.
Tao miró maravillado a las chicas, sabía que eran unas vampiresas, podía deducirlo tanto por su apariencia, como por el sencillo hecho de qué disfrutarán tanto la vida.
─¡Oh, príncipe Wu! Hace tanto tiempo que no lo veía. ─Aquella voz tan animada y de palabras atropelladas llamó la atención de Tao. Yifan sonrió un poco ante la presencia del mayor, saludando apenas con una reverencia.
─¿Cómo ha estado, Señor Choi? ─Preguntó de forma cortés.
─Todo va de maravilla, muchacho. Oh, veo que traes compañía, ¿Quién es tu amiguito? ─Tao se encogió en su lugar, cuando el hombre se inclinó más hacia él, haciendo una mueca de desagrado al instante.
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𝗢𝗨𝗥 𝗣𝗔𝗥𝗔𝗗𝗜𝗦𝗘 ↷ 𝗞𝗿𝗶𝘀𝗧𝗮𝗼⏐𝖠𝖣𝖠𝖯𝖳𝖠𝖢𝖨𝖮́𝖭⏐
FanfictionLa existencia de los vampiros solo hizo que el mundo se fragmentara y se encerrara en una guerra de nunca acabar. Los humanos abandonaron parte de la vida común, con la intención de lograr una distinguida diferencia entre ellos y los vampiros. Los...