𝗢𝗨𝗥 𝗣𝗔𝗥𝗔𝗗𝗜𝗦𝗘 ↷ 𝗞𝗿𝗶𝘀𝗧𝗮𝗼⏐𝖠𝖣𝖠𝖯𝖳𝖠𝖢𝖨𝖮́𝖭⏐

XVII

Fueron largos sus intentos por hacer que la abertura de la cabaña fuera más grande, tenía todas las intenciones de salir de ese lugar fuera cómo fuera. Y cuando finalmente pudo hacer un hueco lo suficientemente grande para salir, comenzó con su travesía.

Era difícil, sí, pero esa delgadez suya le terminó por ayudar a salir de la cabaña, con algunos rasguños y parte de su cuerpo algo lastimada, pero esto no le importó al momento en que sus manos tocaron la nieve.

Una sonrisa aliviada apareció en los labios de Tao y rápidamente se levantó de su lugar, mirando a su alrededor antes de comenzar a correr hacia la parte más alejada del pueblo; el lago y el submarino.

Mientras tanto, a Kai le pareció muy extraño que el chiquillo se haya callado de la nada, apagando el cigarrillo que descansaba sobre sus labios, abrió la puerta con cautela, esperando no llevarse un ataque sorpresa, aunque a final de cuentas sí que se llevó una sorpresa.

─¡Mierda! ─Llevó sus manos hacia su cabello y con un suspiro pesado salió en busca de LuHan.

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El frío golpeaba el delicado rostro de Tao, pero en ese momento aquello era lo de menos, lo que más deseaba en ese momento, era ver YiFan con vida. El cabello de su nuca se erizo y justo al momento en que se dispuso a ver sobre su hombro, una escopeta fue disparada en su direccion, muy cerca de él. No tuvo tiempo siquiera de espantarse, antes de que otra bala rozara su rostro, había logrado sentir el calor de aquel metal y pronto algo escurrió sobre su mejilla.

─¡Taozi! ¡No tienes ni puta idea del problema en el que te acabas de meter! ─Vociferaba LuHan con su voz tan dulce como siempre, pero en ese momento se sentía más amenazante. Tao tragó en seco, inhalando profundo y entrecerro sus ojos.

─No te tengo miedo. ─Susurró más para sí mismo que para el castaño y con toda la valentía del mundo, sumada a la adrenalina que sentía en ese momento, corrió, corrió aún más rapido que antes.

─Ese mocoso... Tendremos que ir de cacería, Kai-ssi. ─Dijo con una calma digna de alguien que no tiene problemas en su vida. Recargó su escopeta con balas, mientras su mirada permanecía pegada a aquella delgada silueta que corría. Soltó un bufido y observó al moreno quién ya se encontraba listo a su costado con una motocicleta de nieve. LuHan se montó a esta y pronto se pusieron en marcha, siguiendo detenidamente las huellas del joven.

Los pulmones de Tao comenzaban a arder, el tormentoso viento no hacía más que dificultarle su escapatoria. Una nueva bala rozó su cuerpo, esta vez dejando un rasguño sobre su brazo izquierdo, haciéndole sisear de dolor, pero ni con esto se detuvo.

─¡Tao, no tienes escapatoría! ─LuHan alcanzó a tomar por el cabello al joven, arrancando de su garganta un quejido de dolor, pero Tao no se dejaría. Tomó la muñeca del castaño entre sus manos para dejar una gran mordida en la palma de esta, logrando que el bello vampiro le soltará. 

Rodó unos cuantos metros por la nieve, pero pronto se levantó para ocultarse detrás de una de las cabañas, buscó a su alrededor algún objeto que pudiera servirle cómo arma y poder defenderse, pero no había más allá que piedras y trozos de leña.

─¡Agh! ¡Carajo! ─Dijo con desesperación, tomando entre sus manos uno de los trozos de leña, apegandolo a su cuerpo, de algo podría servirle. Cerró sus ojos escuchando su corazón retumbar fuertemente contra sus oídos. En ese momento había un remolino de emociones en su pecho, estaba asustado, claro, pero también tenía en un deseo intenso de justicia.

Los pensamientos de Tao fueron interrumpidos, cuando un sonido sordo cayó a algunos centímetros de él, abrió sus ojos nuevamente, sintiendo su cuerpo temblar al ver la granada que se encontraba a poca distancia sobre la nieve. Con los nervios a flor de piel, pero una valentia impresionante, tomó la granada para lanzarla de vuelta en dirección a LuHan y Kai, quienes le observaban eufóricos.