"Capítulo 3"

90 4 1
                                    

–¿Que carajos hace aquí? –susurre para mí misma.

Quizá habra venido con alguien, fue lo que también pensé. Sin embargo se veía muy sola, se notaba también que no encajaba mucho en este lugar y que estaba incómoda.

Un tipo se le acercó he intentaba hacerla hablar, más ella solo respondía a lo que preguntaba y no decía más.

–Oh por favor, ven conmigo, solo un baile. –Pedia aquel tipo.

–No gracias, estoy con alguien. –Respondió ella tratando de alejarlo.

–Pues yo no lo veo. Vamos solo uno. –Insistió de nuevo.

–Ya dijo que no, así que alejate.

No iba a quedarme viendo como se asustaba cada vez más, por lo que decidí que era tiempo de que volviera a casa.

–Oh vamos Scar. Solo bromeaba. –Dijo el tipo sonriendo.

Solté su mano y con un movimiento de cabeza le indique que se fuera. Luego tome la mano de Becca y la jale fuera del lugar.

–Vamos, es hora de que vuelvas a casa.

Becca se jalo y logro safar su mano.

–No se quién eres, pero no voy a irme contigo a ninguna parte.

La mire seriamente, ¿acaso quería quedarse ahí después de lo asustada que se veía hace algunos momentos?

–Becca este no es un lugar para ti, vamos te llevo a tu casa. –Dije nuevamente.

Intenté tomar su mano una vez más, pero ella se reuso a venir conmigo nuevamente.

–No iré contigo, ni siquiera se cuál es tu nombre.

Voltee a mira a todo lados, nadie nos prestaba atención, por lo que podía decirle quien era. Sin embargo tampoco sabía si debía confiar en ella, era una buena chica, nos conocíamos desde la cena de negocios con su padre, pero no hablamos mucho, es decir, no teníamos una amistad tan apegada.

Pero tampoco podia dejarla ahí, pues si algo le ocurría no podría dejar de sentirme culpable.

Levanté los anteojos y baje un poco el pañuelo.

–Soy Maya, ¿Me recuerdas?

Su cara de asombro era espectacular, no pude negar que pusiera la mueca que pusiera ella seguía viéndose realmente hermosa.

–¿Maya tu eres Scar?

Casi lo grito, afortunadamente actúe rápido y cubri su boca con mi mano.

–Vamonos. –Dije, tome su mano y ahora sí, ella me siguió.

Llegamos hasta mi motocicleta. Tome el casco y ya que solo tenía uno se lo di a ella.

–No puedo creer que tú seas ese tipo. –Decia mientras se ponía el casco.

–Nadie mas que Iker y su novia lo saben, ahora tu también y espero no digas nada.

Me acerque a ella y me asegure de que tuviera bien puesto dicho objeto.

–Descuida, yo jamás diré algo.

Subí a mi moto y ella hizo lo mismo.

Conduje por toda la ciudad hasta finalmente llegar a su casa.
Jamás había estado ahí, por fuera parecía un castillo, esto era realmente digno de la realeza.

Puertas automáticas, jardines enormes y la muralla de rocas muy bien acomodadas.

–Vaya... –Fue lo único que escapó de mi boca al ver todo aquello.

Solo contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora