Bien, tenía al menos una hora de tiempo libre, antes de entrar al trabajo. Me detuve en la cafetería, ya que ni siquiera había podido tomar el café que me servi, y ahora tenía un increíble dolor en el lado izquierdo de mi cara.Mi teléfono sonó justo cuando estaba en la fila, al ver de quién se trataba, no dudé ni un segundo en contestar.
—Tomy, ¿En qué te puedo ayudar?
*Maya... Quiero pedirte un favor, se que vas a entrar tarde. No pude ir a casa ayer y mucho me temo que hoy tampoco, el trabajo esta matandome. Así que, por favor, por lo que más quieras, ¿Podrias traerme un café?*
Su voz sonaba desesperada, puede parecer un poco exagerado el hecho de que desees tanto un vaso de café, pero los que son médicos, créeme que entienden lo necesario que es este elixir cuando llevas más de dos días sin poder dormir.
—Cuenta con ello hermano, ya estoy haciendo fila, así que estaré ahí en un momento.
*Que sean dos, tu titular llega hoy y al parecer no tuvo una buena noche, entonces que sea un moka y un cafe con leche ligth, canela y un cuadro de azucar, por favor.
Vaya, que específico con el segundo.
—Está bien, estaré en el hospital en unos 15 minutos.
*Gracias, me salvas la vida.
Colgué el teléfono, y ya que era la siguiente en la fila, pedí los cafés que necesitaba. Miré a lo lejos una mesa cerca de la ventana, estaba solitaria así que decidí esperarlo ahí.
No quería hacerlo, pero el estar sola y sin nada que hacer provocaba que en mi cabeza se repitiera una, y otra, y otra vez lo ocurrido hoy en la mañana. Quería a mi hermana, de verdad la había extrañado tanto, y aunque nuestra relación no fue la mejor al inicio, creía que había mejorado, pero me equivoqué, quizás ella hizo su mejor esfuerzo pero no lo había logrado.
Debería dejar de insistir, no le agrado a ella, no le agradó a mi padre, y sí, mi hermano que es un idiota, pero él era lo más parecido a un hermano de verdad que tenía, y finalmente la única que parecía entenderme era mamá, y no lo sé, quizás ella también llegara a cansarse de mí.
—Señorita Maya.
Había estado tan hundida en mis pensamientos que ni siquiera me di cuenta de que ya había llegado mi turno.
La chica de la barra me llamaba con los cafés listos. Me acerqué a la barra pagué, los tomé y me despedí.
De camino a mi motocicleta y con los cafés en la mano, caí en cuenta, ¿Cómo diablos iba a llevarlos?
-Carajo... -Susurre para mi, como no había pensado eso.
¿Cómo él no pensó en eso? O es que pensaba que me iría en un bus o en taxi, estaba loco si creía que dejaría a mi bebé aquí en medio de la nada.
Dando vueltas pensado en como lo llevaría, una voz familiar me llamo.
-¡Ah! Disculpa, Maya.
Voltee a dónde me llamaban.
La joven de la barra estaba a unos pasos de mi, con una pequeña bolsa de mandados.
-Si dime, ¿En qué puedo ayudarte? -pregunté amablemente.
La chica miró a la motocicleta, a los cafés en mi mano, y luego a mí
-Bueno, soy yo quien ofrece ayuda. -extendió la bolsa.
Note de inmediato lo que trataba de decir, yo en ese momento estaba un poco avergonzada por aquella situación, así que trate de negarme.
-Ah, no, no es necesario.
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Solo contigo
Novela JuvenilLas cosas no siempre salen como uno las planea, hay diferentes versiones de lo que vemos o escuchamos, del camino que elegimos. Mi vida no fue fácil, pero aún así puedo decir, está vida la quiero... "Solo contigo"