"Capítulo 7"

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-Hay que largarnos de aquí.

Sonreí para mí...

Era un hecho, finalmente lo haríamos, finalmente yo lo haría, saldría de aquí y no volvería a ver a ese hombre nunca más en mi vida. O eso esperaba.

"Meses después"

Bueno, estoy aquí de nuevo. Quizás para este punto crees que todo fue bien, que escapamos y que ahora somos una linda pareja de fugitivas viviendo su amor en otro país.

Pero, solo hay algo de cierto en eso.

Esa tarde Becca envío un mensaje a su hermana pidiéndole su ayuda para salir de aquel embrollo. Obviamente Stella la ayudo, preparo una maleta con algo de ropa y sus papeles, algo de dinero en efectivo y joyas, por si le hacía falta algo antes de encontrar un trabajo.

Por mi parte, pedí a Bastian que depositara el dinero que me debía por el trabajo que había hecho. Mi hermano, pese a que muchas veces parecía muy infantil, era el mejor hermano que podía pedir, él sabía de mis planes, y queriendo lo mejor para mí, acepto de inmediato.

Cambie en ese momento todo mi dinero a la cuenta secreta que nadie más sabia que tenía, vacíe mi cuenta de trabajo, tome algo de ropa, entregue con mi mejor amigo la llave de mi departamento, tome la llave de mi moto y corrí a ver a mamá.

Ella y Bastian fueron las únicas personas que sabían lo que iba a hacer, le pedí a mamá que viera conmigo, pero se negó, dijo que lo haría, pero que no era el momento para ella, y que sin embargo, debía hacerlo por mi.

Sin contratiempos como pensaba que sería la noche, hice lo acordado.

Me vesti de forma elegante y fui a la fieste de compromiso, pues nadie debía saber que nos escapariamos juntas.

La velada comenzó como todas la veladas de los rico, aburrida y con mucho alcohol en los cócteles. Fue así que para despistar más, comencé a beber, sin alcohol por supuesto, ya que el bar tender que contrataron era un conocido mío, y él me ayudó a que los demás creyeran que bebía alcohol.

Pasaron los segundos, los minutos y casi una hora, para que todo comenzará a demoronarse en ese festejo, yo fingía estar un poco ebria, incluso detuve a una de las damas para preguntar que ocurría. Ella dijo que la novia no aparecía por ningún lado.

Sonreí para mí.

Los invitados poco a poco comenzaban a irse, la vergüenza que estaban pasando los condes solo mostraban lo superficiales que eran.

Le dije a mis padres que me retiraría, que no me sentía bien y que hablaríamos en casa.

Me acerque al conde y le dije que lo sentía, que no podía quedarme más.

El se acercó a mi, agachó su cabeza y me susurro.

"Cuidala por mi, yo sabré tapar sus huellas"

Trague saliva, no esperaba que ella le hubiese contado algo.

Le di la mano y volteé. Salí de ahí tan rápido como pude.

Llegué al lugar acordado, deje la motocicleta, tomamos un taxi y fuimos directo al aeropuerto, los boletos que había comprado salían en menos de una hora, lo que nos dejaba con el tiempo justo para que nadie nos alcanzara y todo saliera mejor que nunca.

Ese fue todo el trayecto que salió bien...

"Acto dos"

En lo que sigue, bueno... No, ella y yo no somos nada.

Siento un gran aprecio, no voy negarlo, como tampoco puedo afirmar que mi corazón la sintió de otra manera más que como una hermana.

Y bueno, es quizas mi destino no tener a nadie junto a mi.

Solo contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora