"Capitulo 6"

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Y así comenzó la odisea de mi vida.

Con un solo acto de valor, cambie mi vida y de la chica que me acompañaba, y en resumen para no hacer muy larga la historia...

Hablé con mamá.

Después de otra acalorada discusión con mi padre, salí al patio.

Mi madre se acercó a mi por la espalda.

Sin haberme dado cuenta, una lágrima se había deslizado por mi mejilla.

Está no era de tristeza, si no más bien de rabia, de odio he ira para conmigo misma. La impotencia de tener que hacer lo que él quería me estaba matando, y mi madre lo sabía.

Seco la lágrima de mi cara y me abrazo. Su abrazo era el único que hasta ese momento yo podía acertar y recibir de manera natural. Yo la amaba más que a mi propia vida, pues ella me había querido como si fuera su propia hija.

–Lo siento ma, no creo poder. Yo...

–Ssh, ssh... –Acariciaba mi cabello y me calmaba. –Tranquila cariño, tranquila.

Me separé de ella, la mire a la cara con los ojos llorosos, y ella poso sus manos en mis mejillas.

–Se que nada de esto es lo que tú quieres, ¿Y sabes por qué lo sé?

Negué con la cabeza.

–Porque pones los mismos ojos tristes y decaídos que ponías cuando no podías salir a jugar, cuando no te gustaba lo que hacías, y cuando tu padre decidió lo que debías estudiar.

Creo que había subestimado a mamá, nunca creí que ella se hubiera dado cuenta de todo lo que odiaba en mi vida.

–Se que no quieres esto. Lo que no se, es ¿por qué lo sigues aceptando?

Baje sus manos, yo las sostenía abajo y sentía cada parte de ellas, eran tan suaves, cálidas, grandes.

El horrible sentimiento de impotencia volvió a mi, he hizo que la soltará y me gire para darle la espalda.

–Es lo que debo hacer, debo hacerlo por nuestro bien. –Solte finalmente.

Mi madre nuevamente se acercó a mi, está vez abrazándome por la espalda...

–Sabes, yo creí lo mismo por muchos años. –Senti la nostalgia en su tono de voz. –A mi también me obligaron a casarme con tu padre.

–¿Que? –Me sorprendí ante su confesión.

Si bien se que este tipo de actos se llevan acabo en muchos lugares, nunca pensé que a ella le habían hecho lo mismo, y es que me era tan difícil de creer, ya que era mi madre, la que tenía más dinero y era la legítima dueña de la empresa, por ello no creí que eso le hubiera ocurrido.

–Si, al igual que a mi madre y supongo a mi abuela. Mi padre se llevaba muy bien con el Padre de Arthur, y al notar las cualidades que él poseía, no dudo en ofrecerle mi mano, así él podría quedarse con el mando de mi empresa. Pero mi vida al lado de tu padre no ha sido la mejor, ni siquiera a sido buena.

Me dolió el corazón de solo ver su triste mirada. Durante mi niñez nunca note que sus sentimientos fueran nulos, o que no era feliz. Quizás era por mi poca falta de empatía al no poder entender las emociones de los demás, o porque me concentre mas en cuidarme a mi misma, que no vi el problema.

–Entonces ¿por qué no te has ido?

Ella me sonrió con nostalgia.

–Por lo mismo que tú no le dices no, a lo que él te dice que hagas. Creía que era correcto quedarme con él, como mamá lo había hecho. Hasta que descubrí que tu padre me había engañado muchas veces, intenté irme entonces pero, cuando debí dejarlo, él me amenazo con llevarse lejos a tus hermanos y dejarme sin nada.

Solo contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora