CAPÍTULO V

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PAULA
-La semana que viene podré volver a la estación- miré a Marco lavar los platos desde la silla. Me miró por unos segundos.

-¿Quién dijo eso?- suspiró un poco cansado de que sacara tan frecuentemente el tema de regresar a la estación, pero debía regresar, lo quisiera él o no.

-Eliza- sonreí- mi amor, estoy bien. Y no quiero seguir aquí encerrada. No estoy acostumbrada a esta vida... inútil.

-No eres una inútil, cariño.

-Marco, sabes a lo que me refiero- dejó caer un poco su cabeza.

-Si pero...- suspiró. Marco tampoco era muy feliz con mi trabajo, y entendía el punto de todos: era peligroso para mi, pero era lo que me apasionaba. Y había luchado mucho por conseguirlo- esta bien. Pero tendré que confirmarlo con Eliza.

-Esta bien, mi amor- se secó las manos y me tomó del rostro dándome un beso.

-Me alegra que ayudes con los preparativos de la boda de Héctor- se sentó frente a mi- así te preparas para la nuestra- levantó una ceja y me reí. Llevaba todos los años que teníamos de ser novios imaginando lo perfecta y mágica que sería nuestra boda. Siempre quise casarme con Marco, pero ahora que él lo mencionaba después de todo lo que habíamos atravesado en la relación, me asustaba, mas que ilusionarme. Sentía un sentimiento extraño cuando pensaba en ello.

-Uy, mi amor- bajé la cabeza- bueno...- fruncí el ceño sin decir nada más. Sin saber qué contestar, o pensar. Me había tomado por sorpresa su comentario y al parecer, mis actos reflejos estaban bastante dormidos aún.

-Es hora de pensar en un propuesta y respuesta formal, mi vida- me tomó las manos y sonreí, haciendo silencio de nuevo- Quiero pasar el resto de mi vida contigo porque te amo.

-Yo también.

-¿Yo también a lo primero o a lo segundo- entrecerró los ojos y ladee la cabeza.

-A... ambos- escuchamos la puerta sonar y el me dio beso yendo a abrir. Solté un suspiro obligándome a eliminar las dudas que de repente empezaba a tener respecto aquel acontecimiento. Fue lo que siempre quise. Es mi gran sueño, y debe sentirse de otra forma. Debía imaginarme, debía sentirme ilusionada.

-¡Ey, agente!- levanté la mirada para encontrarme con la sonrisa de Stone- ¿cómo sigues?- me dio un abrazo.

-Mejor, gracias- se sentó frente a mi.

-¿Quieres algo de tomar?- Marco lo miró y el negó con una sonrisa.

-Sólo quería pasar por aquí para ver cómo estabas, ¿Cuándo vuelves?

-La próxima semana estaré por allí.

-Eso me alegra, igual que verte tan bien.

-Gracias, aunque no te creo de mucho- sonreí- ya no tendrás ninguna excusa para escribirle a Scarlett- Marco se sentó a mi lado y Stone rió con energía.

-Ya no te necesito para llamar su atención- me miró con orgullo y sonreí con incomodidad. Pensé en ellos siendo amigos ahora. Moví mis manos en la madera.

-¿Con tu amiga?- miré a Marco y asentí- ¿te gusta?- se dirigió a él.

-Es bellísima- mi compañero suspiró encantado pensando en Scarlett, aquel suspiro que se me quedó atorado a mi al tener el mismo pensamiento. Moví mi cabeza y me acerqué un poco a Marco.

-Eso es cierto, es una mujer guapa.

-Y no tiene novio- me miró y me encogí de hombros restándole importancia- Me dijiste que tenía novio pero no es así.

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