CAPÍTULO VIII

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SCARLETT

-Aaron, el problema con los contratos son las firmas y fechas un poco...- moví mi cabeza y alejé los documentos- habrá que cambiar algunas cosas- levanté mi mirada hacía él.

-¿podrás?- hice silencio por unos segundos pero terminé por asentir. No quería que esto se extendiera. Quería terminar con aquello en una sola reunión, y al parecer no iba a ser posible. Mis lazos con Aaron debían ser cortados de raíz. Y de eso estaba segura.

-Si, lo haré, pero una próxima vez. La editorial también me necesita- me levanté de la silla y Aaron caminó hacia mi.

-Gracias, Scar- me besó y lo alejé un poco. Mi celular sonó en la mesa y el nombre de Arthur apareció en la pantalla. Frunció el ceño- ¿Un amiguito tuyo?- suspiré.

-Un amigo, sí- corregí el diminutivo y metí mis cosas en el bolso.

-No sabía que buscabas diversión entre dos o más- lo miré mal.

-¿De que mierda me estas hablando?- lo empujé un poco y rió.

-A mi no me molesta, te comparto.

-¿Me compartes?- solté una risa- ¿Con qué derecho decides eso?- me crucé de brazos y sus ojos me encontraron. Fríos. A veces era demasiado observador y analista. Me intimidaba.

-Estoy bromeando, bella- soltó una risa- de todos modos, avísame para besarte menos en caso que sea en serio- le di la espalda un poco molesta por sus comentarios. Suspiré y recogí el teléfono cuando terminó de sonar.

-Nos vemos después- asintió y besó mi mejilla esta vez, aunque por un largo rato.

-Estaré al tanto de todo, de ti- sonrió y salí de la casa. Arthur volvió a llamarme. Descolgué cuando estuve en el auto.

-Hola Arthur.

-Hola Scar- me detuve al reconocer aquella voz femenina que no podía de ninguna manera ser de Arthur.

-Hola Paula- encendí el auto.

-¿Estas conduciendo? Es delito si hablas con alguien mientras manejas.

-No si la persona del otro lado es un oficial de policía- la escuché reír.

-Escucha, este estúpido.. Me comentó que le debes una cena, y esta avergonzado, demasiado avergonzado para pedírtelo. Me pidió invitarte a una cena, ustedes conmigo y con Marco- me quedé helada- está a un metro de mi, no pude decirle que no.

-¿Y crees que yo podré?- hizo silencio.

-Puedes decir que tienes algo que hacer- suspiré. Ella no quería hacerme las cosas más difíciles, y que su amigo estuviese interesado en una cena doble era demasiado incomodo teniendo en cuenta las circunstancias. Arthur no quería presionarme, pero me empujaba a estar con la persona que me gustaba y quien sería su esposo en un futuro. Eso era muchísimo peor.

-Paula yo se la prometí.

-Entonces dile que era una cena sólo para los dos- suspiré y se detuvo un momento- eso lo ilusionaría.

-Si, no puedo hacer eso. Resuelvelo.

-¡Resuelvelo tú!- me hacia un poco de gracia que me gritara entre susurros con un tono desesperado. Sin embargo, me llamó la atención charlar aquello con ella, que ambas supiéramos que la razón por la que no podía aceptar era que ella me gustaba, y eso no era incomodo. No se sentía extraño, era un lazo de complicidad que ni ella ni yo llegábamos a dimensionar. Era más grande que ambas.

-¿Qué hago?

-Yo qué sé- solté una risa- ¡Lo tengo en frente, Scarlett! No es gracioso- suspiré.

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