CAPÍTULO XVI

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SCARLETT

-Afuera no hay nada, pero estoy segura que escuché algo- Paula cerró la puerta y la miré preocupada.

-No estás loca, bueno, un poco sí- reímos- pero si escuché algo afuera- suspiró asomándose de nuevo. Volvió a cerrar la puerta y me miró.

-Mientras el cabrón de Davis esté por ahí no estaré tranquila- nos sentamos en el sofá- ya fue por ti una vez, ya te usó una vez. Y no quiero que seas el camino que tiene para sentirse poderoso- me miró preocupada y me acerqué un poco a ella. Suspiré pensando en el mensaje que había recibido de Arthur, pero evitando el tema esta noche. Demasiado con aquel ruido sospechoso.

-Estaré bien, no creo que él se me acerque de nuevo, no le conviene y entiendo que él es consciente de ello- recostó su cuerpo en el sofá y en un acto de valentía, yo descargué toda mi preocupación recostando mi cuerpo sobre el suyo, escuchando y sintiendo como latía su corazón, no tan lento como la calma debería sentirse. Pero los latidos desbocados de su corazón, me dieron toda la tranquilidad que necesitaba.

-A él no le importa lo que esté bien o no, si tiene que volver a acercarte a ti para tenerte como comodín y amenazarte, lo va a hacer- la miré por unos segundos- prométeme que te vas a cuidar, y si sucede algo raro me lo vas a decir- pensé en la sensación de vigilancia que había sentido justo ese mismo día, pero no había sido nada confirmado. No estaba segura que había sido algo real o solamente ideas mías, y de nada servía preocuparnos por nada.

-Está bien- soltó un suspiro- Ya, tranquila. También puede que haya sido en otro departamento, no sé- miró al techo y reí besando su mejilla.

-¿Es tu manera de tranquilizarme?- rió un poco.

-¿No funciona?- dejé otro beso en su mejilla y se incorporó.

-¿De donde sacas la valentía? Yo te veo y no puedo... ni respirar bien- me reí por su confesión y me encogí de hombros. No estaba preparada para que fuese tan sincera. No solía estar con personas que hablaran de sus sentimientos de esa manera tan abierta, y eso me gustaba. No me hacía adivinar cosas. Era clara, y era lo que mejor le hacía a nuestra condición.

-Me pasa lo mismo, sólo que si una no lo hace, estaríamos desperdiciando mucho.

-No es que no te tenga confianza, la tengo. Además, ya sé que es correspondido y sin embargo, me pones muy nerviosa- movió sus manos en el aire y entrecerré los ojos, suspiró- y es que es demasiado nuevo para mi, me gustas mucho- me reí y me acomodé en el sofá.

-Tengo curiosidad de algo- me tomó la mano y movió su cabeza, provocando que hablara- ¿Con Marco no te pasó esto? Sé que es diferente, pero, no sé. Nunca tuve una relación tan seria o tan larga como tú, no puedo entender esa parte. ¿Cómo es para ti?

-Con Marco... fue diferente, sí, más que todo porque no fui yo quien tomó la iniciativa. Cuando estas con un hombre... de manera instintiva te sientes relegada, al menos un poco, respecto a la iniciativa que ellos tienen. Así que no me preocupe nunca por los primeros pasos. Y contigo... bueno, es la primera vez que lo considero- asentí y se acercó a mi rostro, sonreí- además porque siento la necesidad de dar esos pasos- se detuvo a centímetros de mi boca.

-Hazlo, Paula- rió y me tomó del cuello besándome de nuevo. Sentí en aquel contacto que había roto en parte, aquel nerviosismo que nos hacia tener mas confianza con la otra. Besó mi nariz y reí.

-¿Cómo sigue esto?- fruncí el ceño apartando su cabello- Esto, ¿somos novias? ¿Esperamos más? No sé, no sé como se hace esto- reímos juntas a carcajadas mientras nuestras manos sostenían la confianza en lo que estábamos construyendo.

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