CAPÍTULO XI

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PAULA

-¡Oye, oye!- corrí detrás de Jérémie por el jardín. Me reí mientras es esquivaba la mesa para no caerse- ¡Espera! Estoy cansada.

-¡Que vieja estás!- él rió retándome con la mirada y lo miré sorprendida. Definitivamente este chamaco era hijo de Kamille.

-¡Carajo, escuincle!- empecé a correr de nuevo mientras reíamos. Lo alcancé tomándolo de la camiseta y haciéndolo caer al césped. Reímos juntos mientras le hacía cosquillas.

-¡Oye! ¡Deja en paz a mi hijo!- Kamille salió al patio y nos miró. Nos levantamos y caminamos hasta ella. La noche había sido escogida para celebrar el lanzamiento del nuevo libro de Verónica que había sido terminado hace poco y era dedicado, esta vez de buena manera, a Kamille y a algunos detalles de su boda. Ambas nos habían invitado a una cena para celebrarlo y el fin de semana, mi fin de semana de descanso antes del operativo había sido seleccionado.

-Traje dos tipos de vino, por si acaso- Marco llegó con la bolsa y la dejó en la mesa. Kamille le sonrió en agradecimiento y entró de nuevo a la casa. No había hablado con él y se me hacía más difícil cada vez. Sus atenciones aumentaban demasiado rápido y no sabía como sentirme respecto a sus esfuerzos vanos, en que yo volviera a darle mi atención.

-Te traje unos pepinillos- sonrió señalando la bolsa en la mesa y sonreí. Parecía que la vida se empeñaba en ponérmelo todo mas difícil, y ya me estaba cansando. No quería herirlo, pero tampoco evadiría el tema para siempre. Me besó la mejilla y me acerqué hasta Jérémie con él a mi lado- Yo creo que pronto podremos hacer salidas de cuatro de forma oficial- fruncí el ceño y lo miré sin entender.

-¿Salidas de cuatro oficial?- mi pregunta fue respondida con la imagen de Scarlett y Stone entrando al jardín con unas bolsas. Miré a Marco que me miró con picardía levantando sus cejas. La escena era confusa. Según tenía entendido, Scarlett había sido clara con él. Lo había mencionado, y estaba segura de que no me había mentido.

-Buenas noches- ella fue la primera en saludar. Le sonrió a Marco y se acercó a mi para darme un abrazo.

-¡Hola, Garrido!- Stone me abrazó con más energía y sonreí, un tanto incomoda. Mirando de nuevo a Scarlett. Era una cena familiar, tenía entendido. Si él era sólo un amigo ¿por qué lo había invitado?

Ayudamos a organizar la mesa y traer la comida. Luego llegaron los padres de Verónica que habían regresado de su luna de miel. Sabía que Susana no vendría porque tenía otras cosas que hacer. Podría tildarse como una reunión como las que solíamos hacer los fines de semana, pero con un intruso que no dejaba de llenarme de preguntas. Lo cierto es que no tenía nada en contra de Arthur, pero me sentía demasiado confundida respecto al tema. No entendía la razón para invitarlo a algo tan "íntimo".

-Bueno, les gradecemos por venir esta noche. De verdad es muy especial para mi publicar este libro para Kamille, siento que... es una buena adaptación del primero, que bueno, fue a base de heridas y dolor- miré a Kamille sonreírle- Te mereces también toda mi poesía de la mejor manera. Te amo- se acercó para besarla y todos en la mesa aplaudimos.

-¡Que vivan las esposas!- grité emocionada y levanté mi copa. Verónica nos mostró la primera copia de su libro y nos entregó uno a cada uno con sus firmas y un mensaje personalizado. El mío tenía en la primera hoja en su letra un mensaje que decía "Pau, la fuerza de tu alma ha guiado muchas veces la mía, y espero que guíe correctamente la tuya. La comodidad no es valor, si no eres feliz. Te amo". La miré cuando lo leí y me sonrió levantando su copa hacia mi. Verónica sabía leer muy bien lo que yo sentía y las cosas que pensaba. Y el hecho de que me quisiera lejos de Marco era evidente, no sabía como reaccionaría cuando le dijera que si me gustaba la mejor amiga de su esposa.

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