CAPÍTULO XXII

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PAULA

-¿Te duele?- Eliza presionó mis piernas con una aguja y asentí. La movió hacia la otra- ¿Aquí?- volví a asentir y ella asintió soltando un suspiro.

-¿Podía no volver a caminar?- asintió.

-Sabes que un disparo en esa parte de la espalda puede ser completamente irreversible, y de hecho, tuvimos dudas, Paula. Estuviste cerca de perder la movilidad en las piernas- la miré pensando, molesta en Marco y en cómo pudo haber arruinado mi vida por un capricho, por un rencor que no tenía ningún tipo de fundamento. Sentí que algo me dolió en el pecho, sentí que lo odié un poco. Ahora, no antes. Cuando dimensioné todo el daño que pudo haberme causado, o a Scarlett. Cuando entendí que él si hubiese sido capaz de todo- Ere una persona con suerte.

-Ya veo- sonrió por un par de segundos- ¿Sabes como está Scarlett?- negó con la cabeza.

-No llevo el caso, pero escuché que estaba recuperándose bien. Podrán entrar ahora a visitarte y podrás preguntar por ella- terminó de revisar los aparatos que estaban a mi lado y me miró- Has evolucionado bastante bien de la cirguía, eres un hueso duro de roer- sonreí- voy a avisar a las visitas que pueden pasar- asentí y ella salió de la habitación. Recosté mi cuerpo en la camilla. Me molestaba un poco la herida todavía, pero agradecía mucho estar bien.

La puerta se abrió y Verónica entró con una sonrisa. Me dio un abrazo suave.

-Eliza me advirtió que no...- reí.

-Esta bien, también me alegro de verte- sonrió.

-Ella también está bien, no te preocupes. Seguramente la dejarán verte mas tarde- puso su mano en mi hombro y se sentó en la camilla- quienes van a entrar a verte, ya son.. eh- me miró sin entender- Tu madre y tus hermanos.

-Estas jugando- negó.

-Están afuera- me tomé dos segundos para procesarlo- Tengo entendido, que en la estación llamaron a tus familiares cuando te hirieron- me cubrí el rostro con las manos y asentí- No sé, ya no haces parte de ellos, pero igual lo hicieron- volví a asentir. Me alegraba que mis hermanos y mi madre estuviesen aquí, pero me tomaba fuera de base totalmente porque quería prepararlos para el hecho de que ya no me casaría con Marco, y que ahora él había intentando matarte, y que me gustaba una mujer. Serían momentos difíciles para ellos, y quería hacerlos un poco más... suaves. Además, temía un poco la manera en que podrían reaccionar mis hermanos.

-¿Cómo se ven?

-Preocupados, se calmaron cuando les prometí entrar después de mi. Quería prepararte- sonreí- Tu madre llego hace poco pero insistió en verte, les ofrecí ir a mi casa para que descansaran, pero se negaron.

-Gracias.

-Ahora me voy, prometiéndote a ti, que te traeré a tu barbie abogada- me reí asintiendo.

-¿Te das cuentas que todos nosotros hemos estado en peligro de muerte ya? ¿Son efectos de ser gay?

-Son efectos de estar vivo- tocó mi pierna y caminó a la puerta- Nos vemos mas tarde y dile a tu madre que no tuve nada que ver con que ahora también te gusten las mujeres- me reí y cerró la puerta tras de sí, segundos después entró mi madre seguida de mis hermanos. Sonreí cuando los vi. Hacía mucho tiempo que no viajaba a México y mucho tiempo más que ellos no venían a visitarme. Me molestó un poco el hecho de que tuviese que pasar por esto para verlos. Los brazos de mi madre fueron un refugio seguro para sentirme viva y segura de nuevo. Había pasado por muchas cosas en estos días y tenerla aquí me restaba mucho peso. Su manera de rodearme, era especial.

-¿Cómo estás, mi vida?- me tomó de las mejillas.

-Bien, mamá- sonreí y miré a mis Ian y Pablo acercarse a la camilla.

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