-Podemos llegar media hora antes, agente. La banda suele frecuentar el lugar y hacer de las suyas- me crucé de brazos mientras miraba las ubicaciones en la pantalla.
-¿Donde ubicaran las patrullas?- los miré mostrando la pared con los señalamientos.
-Por aquí- señalaron algunas partes y asentí, dando mi aprobación- saldremos dentro de veinte minutos- asentí y tomé la gorra, caminando a mi oficina. Recogí mis armas y las cargué. Cuando lo hacía solía recordar a mis padres y sus insistentes negativas porque yo fuese policía. Suspiré y sentí la puerta abrirse.
-¿Necesita más municiones, agente?- negué con la cabeza y él asintió saliendo de la oficina. Me puse la gorra y arreglé mi chaleco antibalas debajo del uniforme. Aceptaba que había escogido una profesión de bastante riesgo, pero me sentía feliz con mi decisión. Algunos minutos después estaba en la patrulla con rumbo hacia el lugar donde se reunía una banda de ladrones que operaba por las noches en locales pequeños. Según los cálculos atacarían la última que quedaba en el barrio en el que ahora actuaban. Esperaba que así fuera y exterminar aquella plaga del lugar.
Cuando llegamos nos bajamos del coche ubicándonos en la posición que habían planeado para cada uno. Sostuve el arma entre mis manos, que a veces pesaba más de lo quisiera. Había salvado vidas con ella, pero apagado otras. Y eso me llevaba a sentir culpa algunas veces.
-Hoy se termina, agente- El oficial Stone me sonrió acomodándose a mi lado. Saqué mi arma y esperamos en silencio algunos minutos hasta escuchar los murmullos del grupo. No aseguraba que fuesen más de diez, sin embargo, era un grupo considerable. Cerré los ojos.
-Saben como dividirse, nos encontramos aquí al finalizar la misión- escuché una voz y nuevamente pasos. Le hice una señal a Stone para que se moviera y asintió.
-¿Estamos listos?- escuché en el radio.
-Listos.
-Muévanse con cautela, que no sepan que los atacó- asentimos y salimos del lugar dando pasos cortos. Le hice una seña a Stone para que fuese por el otro lado y me cubriera. Podía escuchar los pasos de mis compañeros ir a la par de mis latidos, cada vez más cerca del lugar.
-¡Atrás, policías de mierda!- escuché un disparo y me agache. Algo había salido mal.
-¡Alto, policía de Los Ángeles!- ambos giramos la cabeza hasta el lugar donde uno de nuestros oficiales había gritado y luego disparado contra los delincuentes.
-¿Qué maldita parte de muévanse con cautela no entendió este idiota?- maldije y se escuchó otro disparo- ¡Chingada m...!- otro. Nos protegimos detrás de la patrulla. Stone fue a la derecha y me levanté para ver a uno de los delincuentes salir del otro lado con, tal vez, la bolsa del botín en sus manos- Cúbreme- me miró y asintió. Disparé hacia el tipo y corrí hacia él. La vi subirse a un auto y tomé una de las patrullas.
-¡Agente!- encendí el auto y sin esperar a Stone conduje detrás del coche. Dejé la pistola a un lado y giré en una cuadra como lo había hecho segundos antes el delincuente.
-Malditos hombres ineptos- encendí las sirenas advirtiendo la prisa que llevaba. Una cuadra. Dos. Tres en pocos segundos. Me giré para tomar un atajo y alcanzar al coche. Nos encontramos cuadras más adelante, pero no como hubiese querido. Yo iba demasiado rápido. También él.
Lo último que escuché fue el ruido de las llanatas al frenar y las luces de su auto impactando de frente hacia mi.
***
Cuando me moví, todo el cuerpo me dolía y respirar me costaba un poco. Solté un suspiro y apreté los ojos. Los abrí lentamente sintiendo que mi pecho ardía. Me sentía demasiado dolorida.
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SOÑARTE
RomanceTal vez cuestión de química o conexión. La sensación de comodidad que abraza al alma y la condena a la unidad. A la rareza. A la libertad. La rudeza y la elegancia. La fuerza y la suavidad. Una verdad escondida entre sueños y estrellas disfrazadas...