Capítulo 22

2.5K 219 6
                                    


Al caer la noche el frío se hizo notar cuando las ráfagas de viento agitaban las hojas de las palmeras provocando sonidos de estas chocando entre sí.

Por otro lado para mí el viento era lo de menos, no podía dejar de pensar en mi hermano. En como lo vi esa mañana cuando mis padres, Tsireya y yo nos estábamos abrazando, la expresión en su rostro como si tu ser se habría quebrado al vernos así.

Aonung nunca me había aceptado como parte de la familia o del clan, siempre estaba haciéndome a un lado y cuando alguien quería acercarse a hablarme él le decía cosas horribles sobre mí que eran falsas. Y todo llego a su fin cuando se creo un rumor sobre mí que asusto a toda la aldea y fue ahí cuando preferí alejarme.

Respiré lentamente observando a la luna llena que alumbraba tanto el mar como la aldea.

Sabia que dentro de poco esta vista acabaría, me iría al territorio Omaticaya y desde ahí apenas si me acercaré al mar. Sin embargo, no sentía temor alguno a lo que me encontraría allá mas bien ya quería descubrir esa conexión mágica con Eywa y aprender a manejarla.

Además tendría a Neteyam a mi lado, podía confiar en él y aunque estaba consciente que estaría ocupado con sus entrenamientos para ser el próximo Olo'eyktan de su clan siempre tendríamos algún tiempo para escaparnos y convivir. Yo estaba dispuesta a permanecer a su lado cada atardecer y amanecer.

—¿Puedo pasar? —gire con avidez al oír una voz

—Pasa —respondí dándole una pequeña sonrisa

Tomo asiento a mi lado con las piernas estiradas y los pies cruzados, mientras que yo permanecí con las piernas cruzadas. Recorrí su rostro con sutileza buscando alguna señal sobre su repentina visita.

—Estaba pensando en tus palabras —hablo con la vista al paisaje frente a nosotros

—¿Vienes a conversar sobre eso? —pregunte directamente

—Sí —hablo seco—. Como dijiste por los buenos tiempos.

Sonreí ante su último comentario.

—Pero quiero que hablemos con calma, sin gritos y alteraciones —lo mire con firmeza

Aonung se giro a mirarme enseñándome una sonrisa burlona.

—Tranquila no me alterare.

Me preparé para hacer mi primera pregunta.

—Siempre quise saber, ¿por qué nunca te agrade? desde que llegue o desde que puedo recordar nuestra relación de hermanos jamás fue la mejor —dije sintiendo un poco de temor a su respuesta

Se quedo en silencio por un tiempo, no me miraba o se movía, hasta que se cruzo de piernas y bajo la mirada a sus manos.

—Creo que fue por celos —empezó a hablar

—¿Celos por qué? Yo nunca fuí mejor que tú en nada, yo quería ser como tú —admiti

—Cuando llegaste yo tenia tres años, era —se detuvo unos segundos—. Se podría decir que era el consentido de la familia, papá y mamá estaban centrados en mí hasta que te trajeron y me hicieron a un lado o al menos yo lo sentí así —hablaba moviendo las manos—. Me sentí rechazado y apenas tenía tres años, creo que desde ese momento te desprecie.

Sus palabras habían puesto a trabajar a su cabeza y los recuerdos de todas las veces que en mi corta edad había logrado ver a mis padres alejar a Aonung por preocuparse por mí, aunque en ese momento no lo notará.

—Aonung yo lo sient...

—Y luego vino Tsireya —me interrumpió cambiando de tema—. Con ella fue más tranquilo porque era mi hermana, mi verdadera hermana de sangre.

—¿Y los rumores que inventabas?

—¿Rumones? —me miro con una mirada enmarcada llena de confusión

—Les decías a los demás mentiras sobre mí —añadí

—Eres diferente a nosotros Ìrea'ite, tu tono de piel y esos rasgos más del bosque, para mi fue fácil encontrar la manera de que sientas el desprecio que yo sentí.

—Era una niña de cinco años —levante un poco la voz, ese tema me disgustaba y no podía controlarme

—Y yo tenia tres años cuando me sentí despreciado —respondió de la misma manera

Baje la mirada inmediatamente, Aonung tenía razón. 

—Se que estuvo mal, pero era muy pequeño para entenderlo —asentí dándole la razón

—Disculpa por arruinar tu infancia —susurre 

Soltó una risa.

—Tranquila, ahora me voy cuenta que tú no tuviste la culpa —le regale una sonrisa que me la devolvió—. Y sobre el rumor de que golpeaste a Rotxo y que estabas maldita, lo siento tanto.

Ahora que lo decía en voz alta se oía graciosos, sonreí sin poder aguantar la risa.

—¿Qué? —hablo serio

—Nada —abrí los brazos para que me abrazara y así lo hizo aunque solo por unos cortos segundos

—Quiero comenzar de nuevo —dijo al separarnos del abrazo

—Siempre quise eso —admiti alegre de su propuesta

Me extendió la mano que no tarde en estrecharla con amistad.

—Me alegra que pudimos hablar de esto al fin —dije con sinceridad

Un Mar De Emociones [Neteyam Y Tú] -TERMINADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora