Pequeña sorpresa

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Había sido un día largo, pero al final Lena agradeció a Sam por llevarla al campo de paintball. Quién diría que disparar bolas de pintura era una gran distracción del lío en el que estaba en su vida, más precisamente, su relación con su mejor amiga (o posible futura madre de su hija). Estaba tan cansada que ni siquiera se molestó en asearse adecuadamente, solo se quitó la pesada ropa protectora y se fue a casa, pensando solo en su ducha caliente. Atravesó la puerta distraídamente cuando...

-Hola- La voz era familiar, pero eso no ayudó a que su cerebro la asustara menos.

-¡Kara! ¡Me asustaste!- Habló con la mano en el pecho, como si eso solo pudiera detener el latido acelerado de su corazón y mantener su corazón dentro de su caja torácica.

-Lo siento- dijo la rubia, avergonzada. Estaba sentada en el sofá de la habitación del ático, claramente esperando a que llegara Lena.- Yo... siento entrometerme. Te busqué en la Fundación, en la Torre y nada. No sabía dónde podrías estar, así que... pensé que era mejor esperar aquí.

-No tenías que...- Sus palabras decían una cosa, pero su tono decía otra. Todavía estaba molesta por la forma en que Kara la había dejado hablando consigo misma antes -¿Cuánto tiempo has estado aquí?

-No mucho- Kara ni siquiera intentó acercarse. Se limitó a observar cómo Lena dejó las llaves y el teléfono celular, se quitó las botas de combate que llevaba puestas y fue a la cocina de concepto abierto a buscar un poco de agua de la nevera. Preguntó, con una mirada extraña a la morena y Lena notó que además de las botas llenas de lodo que quedaron atrás, aún tenía suciedad y hojas pegadas en su cabello. - ¿Me he perdido algo? Podrías haberme llamado...- Kara estaba a punto de hacer un puchero, pero se contuvo, sabiendo que no estaba en su derecho.

-No, no pasó nada malo.- Se explicó a sí misma para quitarle cualquier preocupación a su "amiga". -Sam me arrastró al paintball con Ruby y Andrea y pateamos el trasero de algunos adolescentes.- Ella sonrió al recordar. A veces sus genes Luthor se manifestaron.

-Oh- exclamó Kara, imaginando la escena -suena divertido.

-Sí, fue muy divertido- respondió Lena, luego pasaron unos momentos de incómodo silencio entre ellas. Hasta que Kara se aclaró la garganta y lo interrumpió.

-Lamento la forma en que me fui antes...

Lena se dio cuenta de que se avecinaba un aluvión de disculpas y la interrumpió. No era lo que quería escuchar. Estaba confundida y su mente objetiva quería respuestas.

- Todo bien, yo entiendo.

-No, eso fue muy grosero de mi parte. Intenté volver a la oficina pero ya te habías ido. Lo cual estuvo bien, en cierto modo —Y ahí estaba, la famosa divagación— Terminé hablando con Alex, le dije lo que dijo Sara, y ella me dio una palmada en la nuca, después de escucharme durante horas, por supuesto. Pero bueno, me hizo prometer que saldría de allí directamente para hablar contigo. Acabo de romper la orden para conseguirlo.

Kara señaló la pequeña mesa en el centro de la habitación, que Lena no había notado hasta entonces.

-¿Un ramo de plumerías y una caja de bollos irlandeses? — preguntó retóricamente, con una ceja arqueada. Kara solo asintió, porque de repente su garganta estaba extremadamente seca. -¿Se supone que esto es una disculpa?

- Bueno, sí, si tú quieres -respondió la rubia, insegura de si estaba eligiendo el enfoque adecuado-. Me gustaría hablar... de nuestro futuro, si tú también quieres -Fue casi una súplica.

Lena estudió seriamente a la mujer en su salón. Ella era, con diferencia, la persona que más amaba en su vida, sin duda alguna. Obviamente estaba dispuesta a escuchar y hacer lo que fuera necesario para mantener esa relación, sin importar las condiciones.

- Está bien. Sam me dio un consejo similar, ya sabes... Creo que podrían tener razón. Dame unos minutos. Quiero darme una ducha y estar mínimamente presentable para que podamos tener esta conversación. ¿Está bien?

Kara sonrió.

- ¡Claro!

Poco sabía Lena que Kara también aceptaría cualquier cosa que pidiera en ese momento.

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