La habitación de Nezumi era de los pocos lugares en el bloque oeste con energía eléctrica, también tenía a su disposición agua caliente y gas para cocinar. No podía dejar de pensar qué tipo de trabajo era el que hacía para poder financiar aquellos servicios, ya que en el bloque oeste estos eran considerados un lujo. Pero a pesar de vivir cómodamente, Nezumi no mostraba vanidad o alarde de lo que tenía. Aunque ambos tenemos la misma edad, él ya vive solo y se mantiene por sí mismo, lo que me hace pensar en la vida tan diferente que hemos llevado. Yo nunca estuve solo, siempre tenía en alguien en quien confiar, como Safu y mi madre, pero antes de que yo llegara a la vida de Nezumi, ¿él a quien había tenido?
A veces no podía evitar preguntarme... si aquella noche no hubiera ocurrido ese apagón, si hubiera hecho caso a los letreros de no pasar, si no hubiera abierto esa puerta... ¿Cómo habría sido mi vida?
Las sombras de los ratoncitos que chillaban y se paseaban por la habitación se veían grandes en las pareces rojizas. Aunque los focos encendieran bien, la mayoría de veces prefería la luz de las velas, después de todo Nezumi las tenía en cada esquina y se me hacia un desperdicio no utilizarlas, daba un ambiente agradable y el olor de la cera perfumada era delicioso.
Después de nuestra pelea, Nezumi me trajo a su casa y no hablamos de nada más. Ahora él estaba tomando un baño mientras que yo preparaba una cena ligera. Una sonrisa apareció en mi rosto cuando recordé que Nezumi me había dicho que no comía pescado crudo porque era precavido de que es estuviera contaminando, así que solo se comía el arroz del sushi y su pescado lo pasaba a mi plato, como un niño que apartaba lo que no le gustaba. Me parecía gracioso que pusiera aquella excusa solo para no admitir que no le gustaba. Cada pequeña cosa que aprendía la guardaba en mi corazón y me hacía sentir un poco más cerca de él.
Siempre me es imposible entenderte. Incluso si pasamos toda la vida juntos, aun así, probablemente no lograré entenderte. Estás justo enfrente de mí, pero al mismo tiempo, es como si estuvieras muy lejos. Probablemente por eso...
Las palabras de Nezumi vinieron a mi mente. Las recordé una y otra vez; lo primero que paso por mi mente fue decir: no entiendo. Pero aquello solo era una excusa, no entendía porque no trataba de entender.
Nezumi, ¿es necesario que sepamos todo sobre nosotros para poder estar juntos? ¿Es realmente así? Creo que nunca podremos saber lo que pensamos con certeza, ¿pero eso es realmente tan malo? Somos humanos, nuestros sentimientos cambian, así que no puedo prometer que yo no cambiaré. Pero de lo que estoy seguro, es que tú siempre serás importante para mí, siempre que susurre tu nombre mi corazón latirá y me sentiré vivo. Lo único que necesito saber es si tú sientes lo mismo que yo, no necesito nada más.
Chip chip chip. Un ratoncito blanco movió sus bigotes y empujó su cabeza contra mi mejilla.
"¿por qué no puedes decirle eso? Vamos, te estaré apoyando"
Me imaginé que me decía.
-Quisiera tener la oportunidad de hacerlo, Hamlet.
-¿Hamlet?
Nezumi apareció por detrás mientras secaba su cabello.
-Sí, a él realmente le gusta que le lean Hamlet.
-Dame un respiro, no le pongas nombre a mis ratones.
-Pero tú no lo haces, es un poco frio que su amo no les dé un nombre.
-¿Entonces cuál es tu plan? ¿Ponerle Otelo al otro y al negro Richard?
Los pequeños ratones subieron hasta la mesa y se formaron en una línea.
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No.6 (AU)
RomanceTragué saliva, el agua de la lluvia se estaba filtrando por mis labios. El cabello negro y largo de aquel chico caía en mi cara; a decir verdad, no sabía si se trataba de un hombre o una mujer, su cara estaba oculta por su largo flequillo negro. Sus...