Cuando salimos a la superficie el aire limpio llenó nuestros pulmones y nos vimos rodeados de árboles verdes, algunos de ellos estaban talados o a medio talar.
Parecía que las personas que habían estado aquí se habían visto obligadas a abandonar su trabajo, ya que había hachas y materiales tirados por el suelo.
El lugar al que llegamos era un bosque, una de las pocas áreas verdes sin control ambiental, muy distanta a las que se solían encontrar en No.6. Este bosque era natural, donde los obreros pertenecientes a los bloques bajos trabajaban para los hacendados que, aun siendo parte de Kronos se negaban a dejar la vida en el campo y venían a pasar su retiro lejos de la ciudad.
—Parece que había personas aquí... —Inukashi arrugó su nariz y olfateó— Huelo a humano y a pólvora.
—Más te vale que no estés jugando, chico perro... —dijo Rikiga con un ligero temblor en su voz.
Comenzamos a caminar por el bosque, el ruido de las hojas moviéndose por el viento predominaba.
—¿La granja donde está nuestro transporte a cuantos kilometro está? —preguntó Nezumi.
—No tan lejos, aunque prefiero caminar en un bosque que en una sucia cloaca —respondió Rikiya.
Seguimos caminando mientras que las ramas crujían debajo de nuestros pies, hasta que Nezumi se detuvo y nos hizo una señal de que hiciéramos lo mismo.
—Nezumi, qué suce...
—Hay alguien —murmuró—, escucho un motor.
—Huele a combustible —añadió Inukashi.
—¡Ayúdennos, por favor, ayuda!
El grito de una niña hizo que nuestros sentidos se alteraran.
No muy lejos de donde estábamos, había un camino de terracería. Nos acercamos con sigilo hasta el lugar de donde venían los gritos, escondiéndonos entre los arbustos.
Un oficial armado sujetaba de los brazos a un par de niños intentando meterlos en un coche. Era un oficial de Kronos.
—¡Por favor, deje ir a mi hermano!
—¡Karan, ayúdame!
Los niños que no parecían tener más de 10 años, gritaban y se agitaban, lanzando débiles golpes al cuerpo de aquel oficial.
Cuando escuché aquel nombre, mi cuerdo se movió casi por instinto y salté del arbusto, pero la mano de Nezumi se aferró a mi brazo y me detuvo.
—Shion, está armado, nos van a descubrir.
—¡Alguien, por favor, mamá, papá!
Apreté mis dientes y jalé mi brazo con todas mis fuerzas, zafándome del agarre de Nezumi y corriendo sin perder más tiempo hasta los niños. El oficial no me vio llegar y antes de que pudiera sacar su arma aventé todo mi peso contra él, haciendo que su cuerpo chocara con la puerta abierta del coche.
—¡Ayuda! —grito la niña mientras abrazaba a su hermano, sus ojos estaban llenos de lágrimas.
—¡Pónganse detrás de mí! —agarré el arma que había caído al suelo y la apunté contra el oficial.
Le estaba apuntando con un arma a una persona.
Mi respiración comenzó a acelerarse y mis manos comenzaron a sudar, nunca había tocado una pistola, y nunca le había apuntado a alguien. Sentí mis manos temblar.

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No.6 (AU)
RomantizmTragué saliva, el agua de la lluvia se estaba filtrando por mis labios. El cabello negro y largo de aquel chico caía en mi cara; a decir verdad, no sabía si se trataba de un hombre o una mujer, su cara estaba oculta por su largo flequillo negro. Sus...