Historia del pasado

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Los dos jóvenes recorrieron las aglomeradas calles que desbordaban tempestad. Las personas aprovechaban el disturbio para saquear las tiendas, mientras que otras lanzaban explosivos e incendiaban los locales, peleando contra el ejército con cualquier cosa que tuvieran a la mano. Había cuerpos tirados en cada esquina, algunos inconscientes y otros sin vida, personas y soldados que habían quedado atrapados entre los escombros causados por las explosiones.

Abre bien los ojos, y mira por ti mismo toda la verdad que suceda haya arriba.

Las palabras de Nezumi acariciaron su memoria, como un bello susurro de la muerte. El olor a Sangre picó en la nariz de Shion, su camiseta blanca estaba manchada con su propia sangre y la sangre del perro muerto de Inukashi.

¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué estoy arriesgando a la persona que más temo perder? Nezumi, ¿por qué soy tan egoísta?

—Shion, recuerda que vinimos a hacer, enfócate —la voz de Nezumi hizo que levantara la mirada—. Si pierdes de vista el objetivo, solo terminaremos muertos. No mires, a menos que quieras que las pesadillas después de esto te atormenten.

Si no estaba lo suficientemente desesperado por vivir, si no se aferraba con voracidad a la vida, entonces Nezumi no correspondería a sus sentimientos. Nezumi nunca se fijaría en un chico sin agallas o que no se pudiera defender a sí mismo.

Las voces chocaban unas con otras en un barullo ininteligible. Shion se acuclilló en las sombras de los restos en ruinas de una pared, intentando evitar ser arrastrado por la masa de gente en movimiento. A menos de un paso de distancia el brazo de un chico se asomaba de entre los escombros, sus dedos goteaban sangre y el hueso sobresalía de su piel quemada.

—Nezumi, es-

—Mira —la mirada de Shion se dirigió a donde Nezumi apuntaba.

—Oh- —Su aliento y voz estaban atrapados en su garganta.

Dos vehículos blindados avanzaban lado a lado por el camino, casi bloqueándolo por completo; recorrieron el centro a vuelta de rueda. Los grandes escombros no eran un impedimento para ellos. Parecían hechos de papel, crujiendo cuando eran triturados bajo las ruedas. Pero no disparaban, tenían cañones apuntando a las personas, pero ninguna onda o munición salía de ellos, eran como grandes juguetes con solo una gran coraza para lucir intimidantes, pero eran inofensivos como las tortugas.

—Esa chica, dijo algo como "sus armas son solo juguetes", ¿a eso se refería? El ejército de Kronos solo luce fuerte por el exterior, pero es totalmente inútil.

Apresuraron el paso, Shion siguiendo la espalda de Nezumi que se movía con rapidez y agilidad evitando a las personas, era una espalda que había abrazado muchas veces mientras dormían, pero ahora si se retrasaba, aunque sea un poco, lo dejaría atrás.

Recuerda por qué estás aquí, Shion.

Estuvieron avanzando por un buen tiempo, aunque Shion preguntaba constantemente a donde se dirigían, Nezumi se negaba a responder y solo le decía que no se atrasara. Finalmente se detuvieron frente a una gran barda de concreto que media aproximadamente tres metros, Shion la miró desde abajo levantando la barbilla, era totalmente lisa y vertical.

—Su majestad, después de usted —Nezumi extendía el brazo en dirección a la blanca pared.

—No hay camino.

—Pues hagamos uno. Vamos a trepar, Shion.

La sonrisa de Nezumi se ensanchó, esperando ver cuál sería su reacción. Shion tragó saliva y se imaginó a sí mismo trepando; su impulso; velocidad; trayectoria. Todos aquellos problemas teóricos que siempre resolvía en unos pocos segundos, ahora le resultaban totalmente inútiles. Ahora todo dependía de su cuerpo y su voluntad para hacerlo. Dio tres pasos hacia atrás tomando impulso, planeaba saltar lo más alto que pudiera para alcanzar el filo de la barda, y lo logró, sus dedos comenzaron a doler por el filo de la orilla y sus brazos temblaron, se encontró a sí mismo incapaz de soportar su propio peso.

No.6 (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora