Promesa

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Una gota de agua se deslizaba por el flequillo mojado de Nezumi, haciendo que su cabello se viera más negro y brillante. Como su cabello era más largo, tuvo que envolverlo con una toalla para secarlo.

Él era tan delicado en su aspecto, y se negaba a usar una secadora porque decía que el aire caliente dañaba su cabello. No podía entender como era tan cuidadoso en su apariencia, pero no le importaba permanecer desnudo luego de salir del baño, por eso tuve que obligarlo a ponerse, aunque sea una toalla alrededor de su cintura, no era que no me gustara verlo así, pero al verlo enseñando todo no me podía concentrar en calentar la comida y sacar el pan del horno.

Nos sentamos en la pequeña mesa de la habitación a comer lo que yo había preparado. Esperé a que Nezumi diera el primer bocado, estando atento a la expresión que haría.

¿y bien? -pregunté inclinándome hacia adelante cundo lo vi llevarse la cuchara a la boca, estaba ansioso de escuchar lo que diría, ya que era la primera vez que cocinaba para él.

Le falta sal.

Yo también la probé.

¿Enserio? Yo la siento bien.

Bueno, entonces está bien —continúo comiendo.

Espera, no tienes que estar de acuerdo conmigo, iré por la sal —me levanté de la mesa, pero su mano me detuvo.

Caray, puedo comerla, no me pondré delicado ya que tú la hiciste.

¡Pero si dices que le falta sal!

¡y ya te dije que está bien!

... —lo miré con duda, pero al ver que seguía comiendo me tranquilicé y volví a sentarme.

Solo que yo la hubiera hecho mejor.

Sonrió de nuevo, comiendo con más entusiasmo. ¡Ah, solo me estaba molestando!

¿y qué tal el pan? —volví a preguntarle con nerviosismo.

El de tu madre es mucho más rico, pero está delicioso.

Lo miré con una ceja levantada, ahora no sabía si lo decía de verdad o solo quería molestarme de nuevo.

Continuamos comiendo y hablando sobre nada en específico.

Quería sacar la conversación sobre el proyecto que se inició para la construcción de la nueva No.6, pero Nezumi no parecía interesado en nada de eso, desde que llegué no había preguntado por el tema, así que estaba un poco indeciso si sacarlo a colación, ya que sabía que No.6 le traía malos recuerdos. Antes de que pudiera pensar más sobre eso, mis ojos percibieron una pequeña mancha negra que corría velozmente de una esquina a otra hasta llegar a la mesa donde estábamos sentados.

La pequeña mancha dio un brinco y trepó por mi cuerpo hasta llegar a mi hombro, chillando a un lado de mi oído mientras sus bigotes se agitaban contra mi mejilla.

¡CHI CHI CHI!

¡Ah, Tsukiyo! —me emocioné de ver al pequeño ratón. Con mi dedo acaricié su cabeza mientras que su nariz color uva lo olía.

Oh, si. Me había olvidado que Tsukiyo y Hamlet morían por verte.

También vi llegar a Hamlet, que también se abalanzó sobre mí cuando me vio, chillando con más agudeza.

Hamlet, Tsukiyo, yo también me alegro de verlos. Cravat se quedó cuidando la casa, pero cuando regrese le daré sus saludos —los dos ratoncitos parecieron reaccionar al escuchar el nombre de su compañero, ya que comenzaron a chillar más fuerte y a mover sus bigotes.

No.6 (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora