Rikiya

17 5 1
                                    

—Rikiya, ¿tendrás un momento?

Karan volvió a acostar al bebé entre las sábanas. Se sentó en la mesa indicándole a Rikiya que hiciera lo mismo.

El hombre pudo ver la preocupación en aquel rostro redondo y delicado.

—No te preocupes Karan, ese chico no sabe de lo que habla-

—Rikiya, te agradezco todo lo que has hecho por Shion hasta ahora, en verdad estoy agradecida que hubieras ayudado a los chicos, incluso lo que estás haciendo ahora.

Las manos de la mujer tomaron las suyas con firmeza, reafirmando sus palabras de gratitud. Las mejillas de Rikiya se tiñeron de rojo, sonriendo vigorosamente.

—Sabes que no tienes nada que agradecer, Karan. Shion es como un hijo para mí, desde que lo conocí me agradó; tan amable y lindoa pesar de que intentó matarme.

—Me alegra que pienses eso de mi hijo, porque aún hay algo que quiero pedirte.

—¡L-lo que quieras, Karan!

Las alarmas del hombre se encendieron y su espalda se enderezó, esperando cualquier indicio para que sus sentimientos fueran aceptados por ese amor de juventud que una vez tuvo por Karan, que al de verla después de años, se volvía a encender como una flama ardiente. Rikiya estaba dispuesto a todo por ella, incluso a negociar aquel vició con el alcohol y las mujeres para formar algo estable. Se imaginaba su vida con Karan; no le importaría que Shion fuera gay ni estuviera con el nefasto de Nezumi; ni que tambien tuviera doble personalidad o incluso que ahora tuviera un bebé al cual cuidar. Ganaba lo suficiente para mantener una familia así, así que casarse no era un problema para él, sabía que ya estaba en una edad donde no se debía de poner exigente y sentar cabeza era algo necesario. Se sentía en una nube, imaginando como seria su casa; ¿en qué área vivirían? Y si Karan hornearía pan para él todas las mañanas al despertar. Ah, el dulce aroma de una mujer al despertar... Estaba soñando despierto, esperando con ansias la petición de Karan, que en su fantasía ya sabía cuál era.

—¿Podrías regresar a Kronos?

—¡Si, claro que acepto Karan!

—¿Enserio? No sabes lo aliviada que me siento —apretó su mano contra su pecho, soltando un suspiro.

Cuando el cerebro de Rikiya proceso bien la información, sintió el golpe de agua fría en su cara.

¿Había dicho regresar a Kronos? ¿Al lugar donde era un completo caos y de donde apenas había logrado salir con vida?

—Confío en Shion y en Nezumi, pero ambos aún son jóvenes, quizás puedan ocupar la ayuda de un adulto. Sé que conoces Kronos y tienes muchos contactos allí, así que me sentiría más tranquila si tú estás con ellos.

Aunque su voz fuera dulce y suave, Rikiya sintió que estaba hablando con el diablo que le pedía regresar al infierno. Sabía que alguien como él no iría al cielo, ¡pero no quería ser arrastrado al infierno tan pronto!

—Regresar... a Kronos...

—Si, sé que te estoy pidiendo mucho para una vieja amistad, pero es mi hijo, no puedo evitar querer ayudarlo —sus ojos cafés lo miraron suplicantes.

El hombre sacó su petaca y tomó un gran trago de whisky hasta acabárselo. Soltó un bufido, pensando en cuan débil era ante aquella mujer.

Se puso de pie con firmeza y estampó su puño contra su pecho.

—Te entiendo, karan. Y cuenta conmigo, ¡yo mismo te traeré a tu hijo!

Y así, más obligado que por gusto, Rikiya tomó el coche y se dirigió de nuevo al infierno. 

No.6 (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora