Safu

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Bajé las escaleras escasamente iluminadas por la luz de la luna, mis manos estaban frías así que las froté una contra la otra para hacer algo de calor mientras me envolvía entre mi bufanda.

El invierno había iniciado después de regresar a Kronos, y tenía que adaptarme al cambio de clima con la ciudad después de estar dos años fuera. Dos años en los que aprendí todo tipo de conocimientos científicos, lógicos y vanguardistas; todo aquello que una erudita como yo debía de saber para triunfar en la vida al ser considerada como rango superior desde mi nacimiento. Pero para ello, tuve que alejarme de mi familia, de mi abuela, y de Shion. Cada que pensaba en ello, el remordimiento me abatía, porque en realidad nunca quise irme, pero era algo que tenía que hacer, que mi mundo me había obligado a hacer, ¿y qué es lo que sientes cuando todos a tu alrededor te dicen lo que es correcto? Eventualmente, tú también lo piensas, y eso es lo que había ocurrido conmigo.

¿Si nunca me hubiera separado de ti las cosas habrían sido diferentes? Si solo me hubieras conocido más, si te hubieras interesado en hacerlo...

Toqué tres veces la desgastada puerta de madera.

Pasaron unos segundos hasta que alguien respondió y la puerta se abrió, dejándome ver a la persona que estaba buscando.

—Buenas noches, Nezumi.

El chico frente a mí sacó la cabeza del marco mirando a los lados, como buscando a alguien más.

—Vengo sola, Shion no está conmigo.

—¿A qué debo el honor de la visita de una distinguida dama de No.6?

Dijo con una sonrisa y con tono de voz coqueto. Al mirarlo cualquier chica pensaría que me estaba coqueteando, pero a pesar de su tono de voz travieso, pude ver que sus ojos me miraban con intriga, como si no se hubiera esperado nunca que yo estuviera parada frente a él. Si piensa que con una sonrisa me va a manejar a su antojo, está equivocado; aunque, puedo entender porqué Shion está tan apegado a él. A pesar de que me cuesta admitirlo, este chico es bien parecido, varonil, y el extraño color de sus ojos es tan intrigante que si te descuidas puedes perderte en ellos. Pero de alguna forma lo sabía: sabía que él era algo más que una cara bonita.

—Vine a hablar contigo.

—Me hubiera gustado recibirte como se debe, pero ahora mismo estaba por salir.

—No te quitaré mucho tiempo.

Nezumi levantó una ceja. Al ver como no seguía su juego, me miró con desdén, pero al final se hizo a un lado dejándome pasar.

Mis parpados se abrieron más y la luz de las velas se reflejaron en mis ojos; el asombró se coló por mi rostro al mirar aquella habitación, que por fuera se veía como un simple viejo cuarto subterráneo y con las paredes cayéndose a pedazos, pero en su interior había toneladas de libros ordenados que cubrían hasta las esquinas, desde libros pequeños hasta enciclopedias de gran tamaño, y cada uno de ellos minuciosamente clasificado y sin ninguna pisca de polvo. Aquello me dejó simplemente asombrada, en mi vida había visto tanta cantidad de libros.

—Tu expresión es igual a la de él —Nezumi se recargó sobre la pared, mirando mi asombro.

—Así que aquí es donde ustedes dos pasan su tiempo, no es de extrañar que Shion disfrute estar aquí, en un lugar tan ordenado.

—Él hizo todo esto. Ordenó los libros y todo lo que ves alrededor.

—Así que lo hiciste tu sirviente —dije con hostilidad.

—Él lo hizo porque quiso hacerlo. No quiero ser descortés, pero tengo que ir a trabajar. No creo que hayas venido solo de visita.

Me sentí un poco complacida con la forma de hablar de Nezumi, tan directa como la mía.

No.6 (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora