Worked 13

591 109 95
                                    

La muerte era necesaria, la muerte siempre está al acecho, no hay vida si no hay muerte. ¿Pero qué culpa tenía ese niño? ¡Era un niño! Tenía tantas oportunidades por vivir, tenía que ir a la escuela, hacer amigos, conocer un buen amor, tener una buena vida, tener esa chispa, esa motivación, pero ya no existía.

Sabía que no lo podía tomar personal, que era algo que le podía pasar a cualquier doctor, pero ya empezaban hablar de él como "el doctor de la muerte". Todo porque los último siete niños que tuvo internados habían fallecido en un lapso de dos años.

Mark Lee ya no se atrevía a tener más niños internados en el hospital donde trabajaba. El colmo para un pediatra, pero la culpa lo estaba matando.

—Mark, basta, no te puedes culpar así. —Su compañero de trabajo, Lee Taeyong, le comentó. —Vamos por un café, necesito hablar contigo.

—No, no puedo.

—Sí puedes, Wonwoo y Chan están de guardia, si se necesita algo ellos nos llamarán. —Taeyong sonrió.

—Bien.

Y los dos doctores Lee salieron del Hospital Nacional de Seúl donde trabajaban, caminaron bastantes cuadras, Mark no sabía a dónde lo estaba llevando Taeyong, pero lo siguió, confiaba en él con su vida. 

Se sorprendió cuando entraron a una linda cafetería. Se sentaron en una mesa y empezaron a hablar.

—¿Qué es este lugar? —Preguntó Mark al ver a todos lados.

—Lo encontré un día que tuve una crisis y me sentía estresado. —Murmuró con suavidad y soltó un suspiro cansado. —Me gusta el dueño, es demasiado lindo.

Taeyong señaló al hombre que estaba en la caja registradora, estaba bailando, era bastante dulce y sonreía feliz.

—¿En serio? Eso es genial, ¿Has pensado en invitarlo a salir? Sería genial si abrieras tu corazón de nuevo. —Mark sonrió y se sintió muy emocionado por su amigo.

—Está casado. —Miró a un hombre vestido de negro que observaba al chico de la caja registradora. —No es que me guste, me gusta la forma tan feliz en la que vive, porque, sé que sonará raro, pero tiene un aura negra, es como si la muerte lo rodeara, pero aún así sigue sonriendo y me hace pensar que esperar la muerte no es tan malo.

—Taeyong. —Mark lo detuvo y cambió su expresión. —Entiendo cuando los pacientes no cuidan sus cirugías o no toman sus medicamentos, o cuando las operaciones no son exitosas, pero tengo una debilidad por los niños, ellos tienen tanto que vivir...

—Mark, no es tu culpa.

—Ya sé, pero yo estaba a cargo, ni siquiera puedo hacer eso bien...

Era frustrante, Mark estaba sintiendo mucha presión pues sentía que cargaba con la muerte de un pequeño niño. Y no solo era uno, ya eran siete, en menos de dos años, ¿Por qué? Taeyong jamás había matado a nadie, ni Wonwoo, Seungkwan, ni Moonbin o siguiera Chan. Mark era un fracaso.

—Hola, buen día. —Saludó un chico alto que tenía un mandil y una pequeña placa que decía el nombre de "Jisung" en ella. —¿Qué les puedo ofrecer?

—No seas tonto, Jisunggie, Taeyong siempre pide una soda italiana de moras. —Dijo el hombre que era el que anteriormente estaba bailando.

—Pero esa fue la promoción de Halloween, esa bebida era la que parecía el inframundo. —Jisung observó a su padre rodando los ojos. —Como sea, ¿Lo de siempre, Mark?

Mark se quedó callado.

—¿Cómo sabes mi nombre? —El doctor mencionó.

—Lo leyó en tu tarjeta, y no es lo de siempre porque él no había venido, pero no te preocupes, te traeremos algo que les gustará. —Mencionó el que parecía ser el dueño.

Guardians Worked (Jaeyong/ SungTaro/ Markhyuck)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora