Capitulo 5

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Me quito la ropa como si fuera radioactiva y dejo sin cuidado mi bolso sobre el sillón que aún conserva el plástico de la mudanza

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Me quito la ropa como si fuera radioactiva y dejo sin cuidado mi bolso sobre el sillón que aún conserva el plástico de la mudanza.

El agua de la ducha sale demasiado caliente pero no quiero sentirme cómoda, quiero recordar que esta no es mi casa y que nunca lo será.

Esto acabará pronto y volveré.

Me enrollo el cabello en una toalla y salgo desnuda del baño con el agua aún escurriendo por mi cuerpo.

Me detengo un minuto en la sala solo para sacar mi teléfono del bolso y voy a la habitación que he decidido será la mía.

Es mucho más grande que la que tengo en viña del mar y el único calificativo que tengo para ella es genérica.

Mi madre se encargó de todo para mí estadía en Santiago y de lo único que me puedo quejar es de la vista. El ventanal solo me regala las luces de los edificios que están frente al mío. Muy distinto del mar que podía ver desde mi antiguo hogar.

Reviso mi teléfono sin encender la luz y me recuesto sobre la cama. No tengo mensajes nuevos. Ni siquiera mi madre me ha contestado alguno. Mucho menos Benjamin.

Pero a pesar de eso. Él está en línea.

Me debato entre escribir un "hola" o un ¿se te ha pasado el enojo? Al final decido por no hacer ninguna de las dos. Solo soy capaz de abrir su foto de perfil, la misma que yo le saqué y me quedo ahí.

Benjamín: ¿Estas despierta?

Su mensaje hace que quiera llorar otra vez.

Soledad: Sí.

Benjamín: Es tarde.

Soledad: Solo son las doce aún es temprano para mí.

Benjamín: ¿Quieres hablar de lo que pasó hoy?

Soledad: La verdad es que no. Pero ¿Tu por qué estás despierto aún?

Se lo pregunto en serio, Benjamin jamás ha sido alguien nocturno y por muy enojado conmigo que estuviera. Es muy extraño que aún esté despierto.

Me duele muy hondo pensar en él.

Realmente lo extraño.

Benjamín: Me cuesta mucho dormir pensando que puedes estar triste.

Pensara lo mismo cuando sepa todo lo que está pasando.

Soledad: A mí también me cuesta dormir pensando que me odias.

No responde por varios minutos, tanto que llego a creer que he acertado. Pero cuando estoy a punto de bloquear el teléfono este vuelve a vibrar.

Benjamín: Jamás podría odiarte Soledad.
Benjamín: Te extraño demasiado.

Mi pecho se comprime y una pesada lagrima se desliza por mi rostro.

Soledad: Lo siento Benja. No debí venir.

Casi Te OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora