Los rayos del sol entran sin piedad en mi habitación genérica. Ayer llegue tan agotada que no fui capaz de cerrar las cortinas.
Me giro para intentar esconderme y dormir un poco mas. Pero me duele todo.
¡Malditas escaleras!
Saco mi teléfono de debajo de la almohada y releo los mismos mensajes que leí ayer en la noche, pero que no me moleste en contestar.
Mi madre pregunta como me fue con la visita al restorán del norte y le respondo con un "tan terrible como el del centro". Ya veo su sonrisa tras leerme.
Tengo mensajes de Benjamín, pero solo me detengo en el que tiene el número de su jefe. No estoy de humor para fingir tan temprano.
Fuera de eso no hay nada más interesante que la hora en el odioso aparato y me apresuró a resolver lo que haré con mi imagen el día de hoy. No puedo bajar la guardia y un hermoso vestido negro con cuello cuadrado tendrá que bastar. Y mis tacones stilettos que tendré que llevar en la mano si el ascensor sigue malo.
Abro lentamente la puerta de salida tomándome el tiempo de mirar en todas direcciones antes de poner un pie en el pasillo. No quiero toparme con André tan temprano, menos en un lugar donde ya hemos tenido discusiones que han terminado en portazos y gritos.
Mis vecinos ya nos deben conocer. Y como lo predije el ascensor aún está en mantención.
—El joven ya se ha ido señorita —la voz del conserje me sorprende mientras aun coloco mis tacones en el ultimo peldaño de la escalera.
La sola mención de André hace que el calor suba por mi pecho hasta mi rostro. Aún debe estar enojado conmigo por pensar que he salido con alguien el día de ayer y eso me hace querer gritar otra vez.
—No tiene que informarme eso. No somos amigos él y yo —le respondo fríamente mientras paso por su lado.
—Bueno no parecía eso estos últimos días. Recuerde que hay cámaras en todos los pasillos y también recibimos quejas de un inquilino hace muy poco. Mire yo se lo digo por que usted viene recién llegando —me congelo por un largo minuto y creo hacerle entender que puede continuar —. Él tiene una hermosa familia ¿Me entiende?
—Claro.
Claro que lo entiendo maldita sea, se lo que quiere decir y mi día se arruina muy temprano.
Familia.
Mi estómago amenaza con hacerme vomitar. Tomo todo el aire que puedo y me concentro en seguir caminando. Hasta mis latidos se han vuelto dolorosos. No soy capaz de volver a hablar. Solo me preocupo de salir a la calle. El aire cálido de la mañana me recibe y sería reconfortante si yo no tuviera tan hundida en mi propia miseria.
Las palabras del conserje me envuelven y la realidad me da una bofetada.
¡Que es lo que esperaba! si esto es algo que yo debía saber. Pero no he querido pensarlo ya que en el fondo de mi alma he sido feliz con su cercanía.
Sé que me he mentido a mi misma creyendo que no está mal que me busque, pero si lo está. Él tiene una familia y una pareja que debe esperar por él a diario.
André vive con ellos en el edificio. Y es cosa de tiempo para que yo tenga que toparme de frente con esa realidad.
—Necesito cambiarme mamá.
—¡¿Que?! — ella casi grita del otro lado del teléfono —. ¿Pero que paso? pensé que te gustaba tu departamento. Es por André.
—No. Bueno si. ¿Me puedes ayudar o no?
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Casi Te Olvido
RomanceDicen que el tiempo lo cura todo. Pero ¿Cuánto tiempo tarda en sanar un corazón roto? Han pasado tres años desde la última vez que se vieron y para Soledad ese tiempo no ha significado nada realmente. Su corazón sigue igual de herido que la última...