Capitulo 30

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Su teléfono ya debe tener mínimo cinco llamadas que han caído en buzón. No ha dejado de sonar y realmente ninguno de los dos lo busca para ver quién es. Y una nueva llamada ahora en mi teléfono suena estridente sobre la mesa.

Le sostengo la mirada lo suficiente como para ver qué lo incómodo. Mi cuerpo se siente rígido y no creo poder moverme con fluidez si lo pretendiera.

—Deberías contestar — lo dice ignorando mi pregunta por completo.

Quiero reír cuando lo escucho, pero no tengo ni una gota de alegría en mi interior. Solo frustración. Ya no podre hacerlo hablar mas. 

Ese momento ya a terminado.

—Soledad... Esto no es tan sencillo.

—No claro que no lo es.

—Soledad por favor... 

—No se por que crees que llamarme una y otra vez hará que esto se solucione. Tu no eres claro conmigo y ya estoy harta — le escupo antes de ponerme fuera de su alcance totalmente. No quiero ver su expresión culpable.

Voy por mi teléfono y solo puedo ver lo que hace por el rabillo del ojo.

Mi teléfono tiene una llamada entrante de mi madre la cual me debato si contestar realmente. La última vez que me llamo en la madrugada fue para decirme que me quería de vuelta y yo termine envuelta en toda esta maldita situación. 

—Aló.

Su voz llega antes de que sea yo quien conteste. No sé ha vestido más que con sus vaqueros que antes estaban en el piso. Su torso se tensa al escuchar a quien está del otro lado. Decido que yo no contestare mi propia llamada. Y apago mi teléfono dejándolo dónde lo encontré.

—Pero cálmate Angelina... ¿Qué paso? — su expresión ya no es apesadumbrada cuando lo vuelvo a ver. Ahora la preocupación se dibuja en su frente y poco a poco eleva más el tono de voz —. Dime dónde están... Yo... Yo iré ahora. Tranquila yo llegaré ahí.

Cuelga al fin y comienza a buscar su camiseta sin volver a mirarme. Debo darme por enterada que algo a pasado, pero no me atrevo a preguntar. Ni siquiera me puedo mover de donde estoy. Solo me quedo viendo como reúne todas sus cosas. 

Al parecer se ira sin decir mas. 

No lo permitiré

—¿Qué paso? ¿Tina está bien...?

—No. No lo está ¿Vendrás conmigo? — su pregunta me interrumpe y sus ojos están demasiado abiertos mostrándome un espectáculo verde selva muy oscuro.

—¿Donde?

— Angelina me llamo, están camino al hospital. Valentina ha vuelto a enfermar.

—¿A enfermar?

—Si. Te dije que hay veces que su fiebre no baja y debemos llevarla al hospital para estabilizarla — me aclara acercándose demasiado rápido como para poder esquivarlo —.Tendrás todas tus respuestas. Lo prometo.

Solo logro asentir y vuelo a mi habitación. No medito lo que hago mientras saco mi ropa del armario. Lo único que no pasa desapercibido es el temblor que me embarga dificultando que pueda vestirme lo suficientemente rápido. 

Las calles están prácticamente vacías a estas horas de la madrugada y no tardamos demasiado en llegar al hospital. André no tarda en quitarme el casco y me arrastra por la entrada de urgencias pediátricas.

Angelina nos divisa de inmediato y corre hacia su hermano. Lo abraza y sus sollozos son notorios, ella tiembla y refriega su rostro en el pecho de André. 

Casi Te OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora