Capitulo 8(Parte 2)

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Mi hermano me mira cada cierto rato mientras conduce, se que quiere hablarme. Pero aún no se atreve. Yo siempre he sido de las personas que esperan. Si tiene que hablar lo hará en el momento que deba. No lo presionare.

— Tengo que confesarte algo.

— Claro.

Vuelve a quedarse en silencio. Casi puedo ver como los engranajes se acomodan en su mente. Por fin baja la música y me mira. Yo asiento en silencio para que continúe.

—No me interesa nada de esto Soledad.

—¿A qué te refieres con esto?

—¡El negocio, los número, el dinero. Todo esto! Yo solo acepte venir por que quería verte. Pero no me interesa nada de lo que haremos ¿Me entiendes?

— Eso creo— le respondo sin saber muy bien la dirección de todo esto —. Pero ¿no se suponía que serias mi apoyo?

— Pues no. Veras... — comienza a explicar —. Yo no soy un hombre de negocios, esto no es lo mío.

— ¿Y lo tuyo sería?

—El arte. Yo.  Yo soy un artista hermana.

Hace un gesto con la mano dando mas énfasis a sus palabras pero en vez de darle seriedad, lo hace ver muy gracioso.

— ¿Y de que clase de arte estaríamos hablando? — pregunto para entender un poco mejor el panorama.

— Me gusta la fotografía, la pintura, la escultura, el teatro. Bueno todo lo plástico o manual. Ya sabes, como miguel Ángel o Pablo Picasso. 

— ¿Y mamá sabe de esto?

Daniele deja de mirarme y se enfoca en el camino. Vuelve a quedarse en silencio. De aquí lo veo apretar sus labios y convertirlos en una delgada. 

— ¿Qué se supone que es lo que ella sabe Daniele? — le pregunto con voz de hermana mayor.

—Que aún estoy estudiando ingeniería — declara finalmente. 

— ¿Y lo estas?

— No. Lo deje.

— Ya veo.

Ahora sí entiendo la situación. 

El silencio se asienta sobre nosotros. Él debe esperar que yo diga algo. Quizá quiere un consejo de adulta o simplemente necesitaba desahogarse. No lo sé se y tampoco se lo pregunto.

Dejo mi bolso en el suelo y las demás cosas que traiga junto a mi pecho. Me suelto el cinturón de seguridad frente a la mirada atónita de mi hermano y me acerco a el. Le doy un abrazo como puedo y le digo bajito que estoy orgullosa de el. Y que gracias por confiar en mi.

— Gracias por volver —  me lo dice igual de bajito, pero en mi pecho ha sonado mucho mas fuerte y mis ojos comienzan a llorar. 

....

—No ha sido tan malo después de todo, pensé que sería mucho más aburrido — comenta mi hermano mientras nos estacionamos a fuera de mi edificio.

—Habla por ti. Yo he sido la que ha tenido que enfrentarme a todas esas personas. ¿Tu dónde estabas?

— Analizaba al personal. Hay meseras muy lindas en el Flores del Norte. Pero no más lindas que tu amiga la Chef.

—¿Karina?

—Ella, Karina. Podría ir al restorán solo para saludarla. ¿Puedo?

—No. Ella es mi amiga y está prohibida para ti.

Casi Te OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora