Capitulo 36

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Mi hermano nos sonríe como quien está viendo su programa de televisión favorito. Maldito niño chismoso, aunque ya de niño no tiene nada.

— Creí que te comerías a mi hermana — como si no estuviera lo sufientemente ruborizada, mi cara quiere estallar de la vergüenza.

—Y eso que no te quedaste lo su...

— Cállate André, ya — lo obligó a soltarme y automáticamente intento alizar mi ropa. No me extrañaría tener marcas en ella por la forma en que me tomo —. Tu también, deberías haber avisado que estabas ahí.

—¿Por qué? ¿Iban a hacer algo más? — mi hermano nos mira por un segundo demasiado serio,  hasta que estalla en una carcajada que con gusto le taparía la boca para que no molestará más.

— Cállate, nunca dije eso.

Busco a André para que me ayude a defendernos, pero él está rojo aguantando la risa.

Son unos niños.

—¡¿Tu también?! Me voy. Tengo mucho que hacer y ustedes solo se burlan.

André no alcanza a detenerme y me apresto a volver a la cocina cuando mi hermano me corta el paso.

—Espera no. Ya, me calmo. Mira ya no me estoy riendo — dice aguantando con todas sus fuerzas volver a reír

—¿Y bien?

— A sí, ¿a qué vine? Cómo si no pudiera solo venir a verte Soledad — alega llevando una mano a su pecho en señal de que está falsamente ofendido —. Me atrapaste. No venía solo a eso.

Sigo mirándolo con mis cejas muy arriba, a la espera que al fin se ponga serio y me explique.

— Que pesada eres cuando quieres. Ya, te venía a invitar a un lugar. Una exposición.

André se acerca a nosotros atento a lo que mi hermano dice. Hoy se ve igual que siempre. Con ropa que de lejos se ve costosa pero con un aspecto de que no se la ha cambiado últimamente. Incluso me atrevo a decir que ha dormido con ella.

—Una exposición ¿de que Daniele?

—De arte. Eso es obvio.

— Hasta que te decidiste a hacer tus sueños realidad. Te felicito en serio — miro como ambos chocan puños y se dan un medio abrazo, yo solo me detengo a mirarlos sin saber aún como es que André estaba al tanto de eso y yo solo me vengo a enterar la semana pasada —. ¿Yo estoy invitado? o solo puede ir familia.

—Claro que puedes ir, de hecho quería que invitarás a tu sabes quién. Así no vas sola, aunque tampoco creo que lo hagas después de lo que he visto.

El color vuelve a invadir mi rostro y estoy a un paso de abofetear a alguien por eso.

— ¿Es hoy? —me limito a decir.

— Si, puedes llevar a quien quieras. Mientras más personas mejor.

La imagen de Benjamin llega hasta mi y estoy segura que estará encantado de fotografiar todo lo que ahí haya. A él le encantan esas cosas.

— Iré con un amigo. Se está hospedando en mi casa y de seguro le encantara.

André bota el aire de manera sonora haciendo que mi hermano lo mire extrañado, pero yo decido ignorarlo. Él dijo que era lo suficientemente maduro, espero sea cierto. Pero eso no evita que me algo se sienta incómodo en mi pecho.

— Genial, entonces los espero. Te enviaré la dirección por teléfono. Aún tengo cosas que hacer para que todo sea perfecto — mi hermano se frota las manos en un acto que lo ví hacer tantas veces cuando era más joven. Está muy emocionado y yo lo estoy también.

Casi Te OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora