Capitulo 14

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—¿Que haces aquí afuera?

André se acerca lentamente, teme que salga huyendo y está en todo lo correcto. Lo haría si mis pies no se hubieran anclado al piso y el pecho no me doliera al respirar.

— ¿Te sientes mal?

— No.

— ¿Escuchaste lo que hablaba?

— Sí.

El asiente en silencio y lo veo hacer una mueca de fastidio. Sé que no me dirá con quién hablaba y tampoco debería hacerlo. Yo no soy nadie en su vida. Y eso lo tengo claro.

— No tienes que explicarme nada — logro que mis palabras salgan al fin. Y lo digo en serio. No tengo derecho a preguntar.

— Pero quiero hacerlo, Soledad espera..— el acorta nuestra distancia y yo por puro instinto retrocedo. No lo quiero cerca.

Busco la hilera de taxis que están a unos pasos y levanto rápidamente la mano. El taxista asiente indicando que está disponible.

— ¡Soledad espera! — no hago caso y subo al taxi. El chófer me pregunta la dirección y no sé que responder. No sé la dirección de mi propio departamento.

Soy patética.

La puerta del taxi se vuelve a abrir y el chófer se gira para decir que está ocupado pero André le indica que viene conmigo y da nuestra dirección.

— Me bajaré.

— No, no lo harás — aprieta mi rodilla que está junto a él con un agarre firme. Lo miro directo a los ojos —. Quiero que veas algo.

No lo entiendo, para que se molesta en hacer todo esto. Él tiene su vida y yo lo quise así. Yo le di esa oportunidad al salir del camino hace ya tanto tiempo.

Con la mano desocupada saca su teléfono del bolsillo y me lo entrega desbloqueado. El aparato cae como una piedra en mi regazo. Lo tomo sin querer ver lo que hay ahí.

— ¡André basta! — forcejeo con él un poco, no quiero que me toque —. No quiero verlo, no quiero saber nada. ¡Solo suéltame!

Vuelvo a forcejear con él, no lo quiero cerca, estoy abrumada y solo quiero estar sola para llorar tranquila. Más no se aleja y toma mi mano con el teléfono aún en el.

— Por una vez en tu vida, cállate y mira el teléfono.

Bufo de frustración, no me dejará en paz hasta que lo haga.

—¿Todo bien señorita? — el taxista me mira por el retrovisor y yo solo asiento.

André reacciona y me suelta.

Nos ponemos en marcha y recojo el teléfono que me ha entregado, deslizó la pantalla que ya se había puesto en negro.

Y todo el aire que tenía en el pecho sale.

Hay una foto actual de André, sonríe como solo él lo hace, se ve perfecto. Sus ojos se ven hermosos, el único problema es que no son los únicos ojos verdes en la fotografía.

Otro par idénticos a los de él, solo que en un rostro pequeño, lleva unas colitas de cabello castaño igual al suyo. Debe tener unos tres años, es pequeña y hermosa. Es la copia exacta de André.

— Mi hija — dice al fin, yo solo asiento con un nudo en la garganta.

— Es hermosa — lo digo con un hilo de voz. El teléfono comienza a pesar cada vez más, ya me cuesta tenerlo frente a mi, pesa tanto como la realidad misma. Tiene una hija —. ¿Cómo se llama?

Casi Te OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora