—Sí no te agarras de mí, no iremos a ninguna parte — André se gira y antes de que pueda entender que quiere quita una de mis manos de la parte trasera de la motocicleta y la posiciona en su abdomen.
Debo reprimir una carcajada, y el casco ayuda bastante. Pero de todas maneras hago lo que me pide. Lo rodeo con ambos brazos y reposo suavemente mi cabeza en su espalda.
—¿Estás seguro que podrás concentrarte en el camino así?
—Eso dejamelo a mi. Tú solo no te sueltes ¿Si?
—Lo intentaré.
—Prometelo.
Bufo antes su insistencia, pero aún así asiento con un poco de dificultad por el peso en mi cabeza.
Acomodo mis piernas a sus costados y mi vestido se sube peligrosamente hasta que André lo detiene y aprovecha la oportunidad de acariciar suavemente hasta el borde de la tela hasta mi rodilla, haciendo que el roce de sus dedos lancen suaves ondas eléctricas en todas direcciones. Siendo una parte de mi la más afectada.
Me concentro lo suficiente para no dejar salir un débil gemido y este queda atrapado en mi garganta, dejando una piedritas ahí, que por mas que trate de tragar. No funciona.
Su calor traspasa la tela de su camiseta y me envuelve en un abrazo silencioso donde no hay mas mundo que nosotros.
Cierro los ojos muy fuerte para despertar mi sentido común, pero este se niega ha hacerlo y mis ganas de estar lejos de él se evaporan.
No quisiera ir a ninguna parte, y si nos quedaramos aquí toda la noche, podría decir que sería una de las mejores noches en este último tiempo.
Sin pesadillas ni insomnio. Por qué la razón de mi anhelo está conmigo.
Daría lo que tengo y más por qué todo fuera tan sencillo.
Pero no lo es.
—André...
Quita lentamente su mano de mi pierna y esta lo extraña inmediatamente.
—Perdón.
—¿Porque?
André no me responde de inmediato y en vez de eso enciende la motocicleta. Lo siento debatirse entre si hablar o no.
Hasta que...
—Por no poder ser lo que quieres.
—André...
Todo mi torrente sanguíneo se congela en mis venas y las ganas de llorar me embargan. Me muerdo sin piedad la mejilla para evitarlo y creo conseguirlo hasta que su voz dentro del casco vuelve a aparecer.
—No me hagas caso, y no intentes bajarte si. Agarrate fuerte por favor.
Hago lo que me pide y lo abrazo como solo podría hacerlo en esta posición. Y realmente mi angustia se merma un poco al poder tocarlo con una sana escusa.
André conduce rápido pero ha tomado la ruta más larga y lo que debería haber sido veinte minutos ya va en el doble.
No me habría molestado seguir aferrada a su abdomen por lo que queda de noche y con la buena imaginación que tengo ya me he creado una imagen completa de como se debe ver desnudo, bueno al menos la zona de arriba de su cuerpo.
Esto lo sumo a mis recuerdos más secretos, y me basta con cerrar los ojos para imaginar cómo se debe ver al tenerlo debajo de mi.
Me sonrojo en el instante en que ese pensamiento cruza mi mente y las ganas de reír son muchos más difíciles de disimular.
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Casi Te Olvido
RomanceDicen que el tiempo lo cura todo. Pero ¿Cuánto tiempo tarda en sanar un corazón roto? Han pasado tres años desde la última vez que se vieron y para Soledad ese tiempo no ha significado nada realmente. Su corazón sigue igual de herido que la última...